Parece que estamos y estaremos condenados al lastre de la inmovilidad que nos han dejado alcaldes anteriores y que estamos aún lejos de resolver porque al actual Enrique Peñalosa no parece tener soluciones de fondo, hasta ahora…
La ciudad creció hacia arriba, grandes bloques de apartamentos y urbanizaciones. Las calles son las mismas de hace años y el número de carros particulares incluyendo los Uber X, taxis, camionetas y camiones de carga liviana y pequeña ha crecido descomunalmente. Podríamos estar superando los dos millones de vehículos. En el centro de la ciudad peatonalizaron la Carrera 7, pero autorizaron al construcción de inmensos edificios de oficinas.
La Capital de la República está taponada, el deprimido de la 94 esperado por varios años y a un costo del triple o más de lo presupuestado tampoco ha servido para descongestionar. El TransMilenio es insuficiente para transportar tanta gente, es una tortura subirse a los articulados para enfrentar además de absoluta incomodidad, robos y toda clase de vejámenes a pesar de la vigilancia de la policía. No obstante, es lo mejorcito que tenemos aunque se les salgan las llantas y a veces se queden varados.
Los taxis hacen lo que les viene en gana, solo viajan donde les conviene, dejan a los pasajeros tirados, incluso a través de las aplicaciones. El aumento de los Uber X particulares es preocupante, los taxistas dicen que ya hay en la calle más de 70 mil vehículos circulando; igual o más que los amarillos.
Por el Metro se pagó más de un estudio, y después de eternas discusiones se ha decidido que sea elevado. Para la plata que habrá, incluyendo la de la nación, tampoco será la panacea para resolver del todo el problema, será apenas parcial.
La movilidad es el eje de la ciudad más poblada del País. La falta de movilidad afecta la economía y la calidad de vida de sus habitantes.
Los “sabios” que han ocupado la dirección de Movilidad han probado con varias fórmulas sin éxito: pico y placa por números, pico y placa por pares e impares, pico y placa por hora, pico y placa todo el día, en fin, el caos y los trancones son monumentales. De los alcaldes solo hablemos de Petro y Peñalosa, porque si hablamos de los demás nos pondríamos a llorar y maldecir sin parar, ahora hacemos lo mismo pero con más resignación.
Es que sin Metro, sin las vías suficientes, con un Transmilenio imposible, sin reglamentar el servicio público, no se puede tratar de imponer cultura de desestimular el uso del carro, y estimular el uso de la bicicleta. ¿Si Ud. como ciudadano no tiene un buen servicio de transporte masivo como deja se usar el carro? La gente prefiere el trancón a sufrir en TransMilenio.
Y el problema de la seguridad y la falta de cultura de gran parte de los conductores ponen en peligro a quien se transporte en bicicletas; son varios los atropellados que han muerto y que han resultado con lesiones graves y leves. Igualmente, son alarmantes la cifra de atracos y robo de sus bicicletas. Una cosa es usarlas para deporte y recreación sin ir a lado de los carros y otra para ir al trabajo , con el agravante que en los espacios que les sacan a las calles es decir ciclo vías protegidas por conos dejan expuestos a los ciclistas a sufrir más accidentes. No entendieron (Petro) ni entienden los burgomaestres (Peñalosa) que lo que se necesitan son vías y no ciclo vías, no se puede imponer una cultura como la europea en donde no se roban las bicicletas, en donde existe respeto, donde se respeta la vida del peatón y del ciclista y donde hay temor de la justicia y el castigo.
En el caso de Petro, sobre su escritorio quedaron 60 proyectos para mejorar la movilidad. Fueron presentados por varias multinacionales incluidas algunas colombianas. Petro se dio el lujo de no atender a los empresarios y tampoco a tomar una decisión, ya el gobierno había aprobado la ley de inversión público privada y varias de las propuestas eran la de construir viaductos: vías elevadas de transito rápido, financiándolas con capital privado, y luego recuperar la inversión con el cobro de peajes como se hace en distintas ciudades del mundo. Uno de los proyectos contemplaba la construcción de un elevado que atravesaba toda la avenida Boyacá, ida y vuelta, y además dejaban toda la infraestructura para que operara el TransMilenio por esa importante arteria. A Petro no le pareció importante.
Para estas obras la ciudad no pone un peso, es el usuario el que paga peaje, es verdad, pero se logra una solución. Si se hiciera una encuesta entre los conductores daría un resultado a favor de tener vías aun cuando tuviesen que pagar peajes.
Y hablando de peajes, al alcalde Peñalosa se le ocurre proponer y hacer cumplir su cobro dizque para financiar la ampliación de la carrera 7 y otras vías como la Alo; esa si es la tapa de la olla. Primero hay que construir las vías para cobrar peajes señor Alcalde, mejor dicho habrá que pagar peaje no se sabe por cuánto tiempo para meterse a los trancones de Bogotá. ¡La gente paga peajes si hay vías y para que se pueda andar mejor!
El alcalde Peñalosa es un experto en movilidad que dicta conferencias en muchos países, eso no quiere decir que no pueda equivocarse (los doctores también se mueren), la idea de instalar el Transmilenio por la carrera séptima es una total locura y se considera que aumentará mucho más el caos.
Se ha rumorado las obras de la ampliación de la 7, la Alo y el Cable para el sur, prepuestas por Peñalosa le han parecido insuficientes al Propio Vargas Lleras quien quiere, entre otras, des embotellar las entradas y salidas de Bogotá por la autopista norte , la autopista sur y la Calle 80. Se han propuesto viaductos como solución pero Peñalosa no habla de eso, ni parece tenerlo en sus planes, se dice que hay malestar y corto circuito entre los dos dirigentes.
La solución a la Movilidad debe ser integral con varios frentes. Hay que aprovechar las oportunidades que tengamos en el tema económico aprovechando el capital privado, Gracias a los App, Bogotá también pude ser socia de las grandes obras ,sobre todo si puedan dejar rentabilidad, vías elevadas. ampliación del TransMilenio , metro, tranvías etc.
A Bogotá le ha hecho falta un Alcalde que escuche, que no sea soberbio, que tenga voluntad, que tenga pantalones cuando tenga que tomar decisiones y que no le de miedo rectificar. Sabemos que no es fácil manejar esta ciudad capital pero a veces hay que utilizar el sentido común.
La solución no es revocar a Peñalosa, en nuestro concepto consideramos que es capaz de manejar este lastre dejado por los alcaldes anteriores, hay que aprender de los errores, el alcalde sabe que no puede dilapidar su capital político y su prestigio, que están en juego, recordemos que la gente votó por el principalmente para que mejorara la movilidad.