Autoridades estadounidenses destaparon un escándalo de corrupción en el seno de esta Organización Intergubernamental, protagonizada por el ex Presidente de la Asamblea General (2013-2014), John Ashe, delegado de Antigua y Barbuda. Con el arresto la semana pasada en Nueva York de seis personas, incluyendo a Ashe, el diplomático dominicano, Francis Lorenzo (vice representante permanente de República Dominicana en Naciones Unidas) y dos nacionalizados chinos estadounidenses, explotó el carrusel de la contratación internacional por más de un millón de dólares.

De acuerdo con las investigaciones realizadas, estos dos empresarios chinos sobornaron con aproximadamente $1,3 millones de dólares a Ashe para que convenciera a la Secretaría General de la ONU de construir un centro de Conferencias en Macao. De acuerdo con el Fiscal Federal de Nueva York, “como se denuncia, para tener relojes Rolex, trajes hecho a medida y un terreno de baloncesto privado, John Ashe, el 68ª presidente de la Asamblea General de la ONU, se vendió y vendió a la institución mundial que lideraba”. 

Por su parte, el actual Presidente de la Asamblea General, el danés Mogens Lykketoft, estableció que la ONU brindará toda la cooperación para esclarecer este asunto y que «la corrupción no tiene sitio en las Naciones Unidas ni en ningún otro lugar». Por su parte, a través del portador de la Secretaría de la ONU Stéphane Dujarric, el Secretario General Ban Ki Moon afirmó estar estupefacto y preocupado, haciendo un llamado para que se sepa que esto no es común en Naciones Unidas, y que la presidencia de la Asamblea General es un cargo de político y no administrativo dentro de la organización.