Debido al escándalo de corrupción que involucró al ex Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, John Ashe, por aceptar sobornos de empresarios chinos para proyectos de infraestructura (ver Escándalo de corrupción en Naciones Unidas), el nuevo Presidente Mogens Lykketoft anunció que no solo declararía donaciones de fuentes privadas y públicas, sino que además rendiría cuentas sobre sus gastos oficiales de viaje.
Lo anterior es claramente una respuesta para hacer frente a la afectación de reputación a las Naciones Unidas, frente a lo cual Lykketoft explicó a los reporteros “el primer paso obvio es total transparencia respecto a quien está contribuyendo”. Por su parte, el Secretario General de esta organización, Ban Ki Moon, ordenó realizar una auditoría de los fondos recibidos por agencias de Naciones Unidas de las fundaciones privadas involucradas, sin duda en otro esfuerzo por demostrar mayor transparencia.
Ashe se declaró no culpable en la investigación y se le impuso una fianza de un millón de dólares.