En la última escala de su visita de cuatro días a a Colombia, el Pontífice se refirió a los seres humanos que emigran en busca de sobrevivir y lo pierden todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos. También recordó la devoción de los colombianos a la Virgen de Chiquinquirá.
El Papa Francisco clamó este domingo desde Cartagena por los millones de personas que hoy son vendidas como esclavas o que han perdido todo, incluso sus derechos, y cruzan el mar o toman el camino en busca de un mejor futuro.
‘Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos’, dijo el obispo de Roma.
El Papa rezó la oración del Angelus, que se acostumbra al mediodía, en el atrio de la iglesia cartagenera de San Pedro Claver, donde reposan los restos del español que vivió en esta ciudad colombiana, donde entregó su vida por los esclavos que llegaban en barcos procedentes de África.
El jesuita catalán falleció en Cartagena el 9 de septiembre de 1654, fecha que se estableció en Colombia como Día de los Derechos Humanos.
El Papa recordó que minutos antes de llegar a la ciudad amurallada bendijo dos instituciones destinadas a atender a personas con grave necesidad.
‘Visité la casa de la señora Lorenza, donde acoge cada día a muchos hermanos y hermanas nuestras para darles alimento y cariño. Estos encuentros me han hecho mucho bien porque allí se puede comprobar cómo el amor de Dios se hace concreto, se hace cotidiano’, comentó.
También se refirió a la historia del cuadro de la Virgen de Chiquinquira, que se venera en la ciudad boyacense donde surgió la advocación mariana, y en Maracaibo (Venezuela), adonde llegó la imagen, procedente de la Nueva Granada, y se construyó una basílica en honor de la Virgen, llamada cariñosamente La Chinita.
El Pontífice recordó a María Ramos, la primera devota de la Chiquinquira, pues tenía en su humilde vivienda la tela con la imagen de la Virgen.
Esa imagen viajó a Bogotá, donde esta semana fue visitada por el Papa y por miles de colombianos en la Catedral Primada.
‘El Señor nos enseña a través del ejemplo de los humildes y de los que no cuentan. Si a María Ramos, una mujer sencilla, le concedió la gracia de acoger la imagen de la Virgen en la pobreza de esa tela rota, a Isabel, una mujer indígena, y a su hijo Miguel, les dio la capacidad de ser los primeros en ver trasformada y renovada esa tela de la Virgen’, explicó.
A continuación señaló que la Virgen María se llamó a sí misma «la esclava del Señor», y san Pedro Claver, el «esclavo de los negros para siempre».
Insistió en que ‘María de Chiquinquirá y Pedro Claver nos invitan a trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos, en especial por los pobres y descartados de la sociedad, por aquellos que son abandonados, por los emigrantes, por los que sufren la violencia y la trata. Todos ellos tienen su dignidad y son imagen viva de Dios’, concluyó.