Este viernes se reunió la coalición de oposición venezolana, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), con el fin de determinar su agenda para el 5 de enero, fecha de instalación de la nueva Asamblea Nacional. Los 112 diputados electos, que consolidan la súper mayoría calificada en la Asamblea, reiteraron el enfoque de su gestión sobre la liberación de presos políticos y reformas económicas (ver Mientras oposición logra mayoría calificada, Maduro dice que no aprobará ley de indulto para presos políticos).

La primera acción que ya se conoce es la ley de amnistía para presos políticos, la cual Maduro anunció iba a vetar, declarándole la guerra a la oposición (ver Venezuela le dijo no al chavismo y a Maduro: triunfo histórico de la oposición). El oficialismo además envió un mensaje claro a través de la actual Asamblea, controlada por Maduro, nombrando a Susana Barreiros, la juez que condenó a Leopoldo López a 14 años de prisión, como Directora de la Defensoría Pública. La siguiente medida esperada es que el oficialismo nombré a los 12 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia con la actual Asamblea, con el fin de mantener el poder en esta rama.

Al respecto, Timás Guanipa, diputado opositor y miembro de la MUD afirmó que «la Asamblea está blindada por la Constitución, va a defender al pueblo con una agenda social, económica y política. Podemos aprobar en nuestra primera sesión la ley de amnistía y trabajar en función del nuevo modelo económico. El señor Maduro que siga peleando sólo».

Así mismo, Jesús Torrealba, secretario ejecutuvo del MUD planteó que la «moribunda Asamblea» no podrá ir en contra de «la voluntad de cambio expresada en las urnas».

El MUD considera que la crisis económica venezolana es resultado del modelo centralista del régimen Maduro, lo cual impacta en el desabastecimiento y la crisis alimentaria en el país. Por tal motivo, entre sus planes resaltan generar leyes para enfrentar la escasez de alimentos, incentivar la productividad del país, revertir expropiaciones, ajustar salarios al costo de vida en el país, y ponerle fin a los monopolios de servicios públicos.

Maduro anunció una contraofensiva revolucionaria, utilizando el conocido enemigo del imperialismo y denominando a sus opositores como representantes de una contrarrevolución que quiere desmontar los logros chavistas.

Según el mandatario venezolano, si gana la oposición «se impone un modelo neoliberal tutelado por los Estados Unidos, fascista, lleno de odio, que acabe con todos los logros de la revolución. O nosotros hacemos una contraofensiva popular. Agregó que «esa derecha solo se prepara para mantener su modelo de desestabilización y golpe continuado, utilizando la Constitución».

Hasta ex ministros de Chávez, como Jorge Giordani y Héctor Navarro, responsabilizan al oficialismo por la derrota y manifiestan que Venezuela está viviendo «una verdadera catástrofe».

De esta manera parece que continuará la guerra entre la rama ejecutiva y judicial.