Colombia salió adelante en un nuevo desafío electoral para renovar las autoridades locales que gobernarán del primero de enero de 2016 al 31 de diciembre de 2019.

Lo hizo en un ambiente de paz, solo empañado por el asesinato de un soldado en Antioquia. Sin embargo, para destacar como lo dijo el Senador Antonio Navarro, que por primera vez en muchas décadas las Farc no atentaron contra sedes electorales por la casi total desaparición de la confrontación armada gracias al acuerdo que está a punto de firmarse con esta guerrilla tras los diálogos de La Habana.

Para gobernación, alcaldía, asamblea, concejo y JAL, hubo entre 9 y 28 millones de votos, de un potencial de 33 millones 792 mil 602 electores, lo que nos indicaría que la abstención rondó entre el 39 y el 45 por ciento, que sigue siendo un guarismo alto. Ya se ha escrutado el 99.82 por ciento de las mesas instaladas en el país.

Aunque somos de las democracias más estables de América Latina, Colombia aún debe promover una profunda reforma que cierre las distorsiones que aún imperan en el ejercicio de la actividad política y electoral, una de las cuales es la falta de auténtico control en las gastos de las campañas. Por ello el expresidente Gaviria dijo a la hora de votar el domingo que en algunas regiones los gastos de campaña eran realmente insólitos.

En esos términos, la democracia se vuelve precaria e inmadura. Se enferma a sí misma por acción y reacción. Ese es un riesgo demasiado grande para unas estructuras de gobierno que aún tienen que librar arduas batallas contra la pobreza y la inequidad y debe, desde lo local, sentar las bases sólidas para una paz estable y duradera, poco permeable a nuevos conflictos de sangre.

Debo reconocer la pertinencia de la actuación presidencial para manejar y coordinar desde la Casa de Nariño la intervención de las autoridades competentes en la lucha contra la corrupción electoral. En los últimos días fueron decomisados más de 1700 millones de pesos destinados a prácticas irregulares, se anularon más de un millón y medio de cédulas inscritas ilegalmente y se detuvieron a por lo menos 115 personas entre candidatos y actores de la contienda señalados por la comisión de delitos.

Afortunadamente, al final de la tarde, no hubo inconvenientes en el cierre y la Registraduría Nacional del Estado Civil a cargo del doctor Carlos Ariel Sánchez, dio a conocer los resultados dentro de los pronósticos establecidos y en concordancia con las expectativas ciudadanas.

Con casi 113 mil candidatos inscritos para 32 gobernaciones, 1.102 alcaldías y curules a Asambleas, Concejos y Juntas Administradoras Locales, Colombia atendió exitosamente su nueva cita con la democracia.

Mis sinceras felicitaciones a los ganadores, han merecido la confianza ciudadana y el país espera de ellos lo mejor de sus capacidades profesionales y personales, con óptimos equipos de gobierno, para que sus propuestas se materialicen a corto, mediano y largo plazos, en reales iniciativas de desarrollo socio económico.

El desafío es tan grande como intenso el trabajo que deberá abordarse para cumplir en los próximos 4 años las promesas hechas durante la agitación electoral. Como Partido Social de Unidad Nacional, La U, hemos obtenido resultados satisfactorios y en aquellos departamentos, distritos y municipios donde no favorecieron las cifras, saludamos a quienes fueron beneficiarios del respaldo ciudadano. Respetamos el triunfo.

Seguiremos empeñados en la labor que nos corresponde en el Senado de la República y prestos a mantener el apoyo que urge la Región desde el Legislativo para salir adelante.

En el caso de la Costa Caribe, necesitamos más integración requerimos un grupo de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles actuantes y consecuentes con lo que demanda este momento de la vida nacional para no continuar fracasando en la ejecución de políticas que mejoren la calidad de vida y eleven los indicadores de bienestar colectivo.

Por el bien de la paz y el futuro de nuestra Patria y sus regiones, que bastante lo necesitan.

José David Name