Por José David Name.  Senador de la República

A lo largo y ancho de la historia colonial, federal y republicana de Colombia ha estado presente el denominado Rio Grande de la Magdalena, sirviendo de fuente de inspiración a la cultura y al desarrollo económico y social.

En sus 1.558 kilómetros de recorrido entre su nacimiento en los límites del Cauca y el Huila y su encuentro con el Mar Caribe en Bocas de Ceniza de Barranquilla, el Magdalena ha tejido todo tipo de historias que destacan su potencial de siempre y confirman su alta incidencia en el progreso regional y nacional.

Gracias al Rio Magdalena, la Empresa Colombiana de Petróleos – Ecopetrol- moviliza más de un millón de toneladas de hidrocarburos entre Barrancabermeja y Cartagena, así como una de las navieras importantes del país transporta más de 300 mil toneladas de fertilizantes cemento y carbón, entre otros productos. El costo de mover la carga por el Río es mucho más económico que otros medios de transporte.

Todo lo que se requiere para ampliar las refinerías del país y ensanchar la capacidad productiva de la industria nacional es transportado periódicamente por el Rio Magdalena, que además tiene una significativa cadena portuaria que es el sustento de millares de personas en su vertiginosa marcha.

Siempre hemos sido conscientes de lo que representa el Río Magdalena y su impacto en la vida nacional, pero desafortunadamente sucesivos gobiernos lo desatendieron de tal manera que varias veces hemos estado al borde de su colapso.

La deforestación, la erosión costera, el incremento de los factores contaminantes, los asentamientos ilegales en sus riberas, la falta de dragado, el cambio climático con sus Niñas y Niños, y la falta de inversión en las adecuaciones que se requieren, han sido elementos claves para dramatizar la vida en y alrededor de la principal arteria fluvial del país.

En cada Plan de Desarrollo Nacional de los últimos 40 años el gobierno de turno se comprometía con la recuperación del Magdalena, pero solo en este segundo periodo de administración del Presidente Juan Manuel Santos se ha avanzado más allá del anuncio para convertir el rescate del Río en política de Estado.

En efecto, el mandatario lo hizo consigna de campaña y más adelante le entregó a Cormagdalena la responsabilidad de diseñar y orientar el nuevo proceso de desarrollo del Rio de acuerdo con sus competencias constitucionales y legales. En el pasado, con leyes específicas y debates de control político, mi padre el Senador José Antonio Name Terán, había abierto el camino dentro de ese propósito de salvación fluvial. Fue uno de sus grandes defensores y hoy yo mantengo esas banderas en el Senado, desde donde acompañamos e impulsamos la iniciativa presidencial.

Después de pormenorizados estudios y justificaciones pertinentes, el proyecto de recuperación cobró forma, quedando en cabeza de Cormagdalena la apertura del proceso para escoger a la empresa responsable de su ejecución y operación. En desarrollo de lo establecido, el consorcio constructor Navelena fue el beneficiario de la adjudicación respectiva.

Hubo ocho meses de tropiezos para que la sociedad pudiera garantizar el cierre financiero del plan avaluado en 2.4 billones de pesos. En más de una ocasión se pensó que se iría a pique, pero el empeño presidencial mantuvo el barco a flote.

A pocos días de terminar el 2016, Colombia recibió la positiva noticia de que se había conseguido el cierre financiero del proyecto para la recuperación del Rio gracias a un crédito que el banco japonés Sumitomo otorgó a Navelena, que incluso llegó a superar las cifras que estaban dentro de las expectativas del Gobierno Nacional.

Todo parece indicar que no habrá más trabas en el camino, que la redención del Rio Magdalena será una realidad y que la primera estructura que hace parte del plan de contingencia para superar un retraso de seis meses, será colocada el próximo 15 de enero de 2017. Será una buena forma de comenzar el año y de augurar un futuro prometedor para el Río Magdalena.

Debo extender mis reconocimientos a la Junta Directiva de Cormagdalena por el enorme esfuerzo que ha hecho en esta tarea, y de manera especial destacar el trabajo del doctor Luis Fernando Andrade, director de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, encargado de la funciones de dirección de Cormagdalena. Le está colocando el necesario orden a la entidad y se emplea a fondo para que el Rio Magdalena navegue victorioso sobre el territorio colombiano que le corresponde. El Rio Magdalena es de verdad una esperanza nacional.