Por

LOLA PORTELA

Durante varios días me dediqué a leer y a escuchar los argumentos de quienes defienden el No. Resolví tratar de entenderlos… Y me encontré con que es un debate propio del uribismo. Dicen lo mismo, una y otra vez, tal vez con esperanza de volverlo verdad. En las calles del país, ya algunos taxistas hasta lo repiten y me sentí escuchando a Álvaro Uribe en su renuente discurso de entrevistas. Sin duda, el expresidente tiene poder de convencimiento. Lástima que sea para la guerra.

Bien dicen que no hay peor sordo, que aquel que no desea oír, y creo que viene al caso, porque muchos repiten, sin leer, o leen sin entender. Aunque todo está muy explícito en esas 297 páginas, que a la opinión de los amantes del No, resulta ser “una nueva constitución”.

Además, insisten en que se implantará en Colombia el “régimen castro-chavista». Es decir comunista, autoritario y unipartidista, con el cual se acabaría la libre empresa y donde el Estado sería el único propietario de la tierra y el capital. Nada más fuera del contexto de la realidad y absurdo. Me explico: ¿Creen que un burgués, por tradición familiar, como lo es el Presidente Santos, con el derechismo de Germán Vargas Lleras haciéndole la segunda, acompañados por Humberto de la Calle, caracterizado por ser un hombre ecuánime, del Centro, en ideas y posición política, y acompañados por los generales Mora y Naranjo, permitirían tal desmadro?. Sin embargo, tal vez confundidos por su “fanatismo antifarc”, muchos lo creen, lo afirman y lo confiesan a los 4 vientos, como un hecho real.

Eso es tanto como creerles a los del No que “están salvando a Colombia”. Me pregunto ¿por qué estos súper héroes no surgieron antes, para evitar tantos muertos, desplazados, mutilados y secuestrados?, ¿Acaso Uribe salvó a Colombia de los Paramilitares? Recordemos que a punta de promesas, acordadas a espaldas del pueblo, desmovilizó a algunos, llevó a la cárcel y extraditó a los que les convenía, pero jamás “des paramilitarizó” realmente el país. Prueba de ello son los grupos rearmados que tenemos. Y esto es parte de la memoria histórica que debemos hacer. Es obligación de mis colegas investigar, contextualizar, para explicar y no repetir también como loros lo que se dice en la calle.

Al escudriñar, para tratar de descubrir los micos, sapos y el gato encerrado en los Acuerdos, en realidad llegué a la conclusión que los líderes del No, simplemente desean llegar, ellos, al poder. Y en la democracia que amamos es muy válido ese deseo, pero no llevándonos a una guerra más cruenta, donde ellos se presentarían como “salvadores” del momento. ¿A caso creen que después de 4 años de discusiones, acuerdos y desacuerdos esta guerrilla se volverá a sentar?, ¿Lograron ustedes, Pastrana y los demás sentarlos? Yo estoy convencida que no se sentarán.

Tal vez, descubrí el agua mojada, me dirán algunos, pero en este empeño por tratar de hacer pedagogía, sin armas, pero sobretodo sin mentiras y de cara a la verdad, descubrí que detrás de esas ovejas mansas, que no tienen ni un pelo de mensos, en realidad hay una manada de lobos y lobitas, con el anhelo de llegar al poder a punta de mentiras y engaños. Y yo que pensaba que ellos le apostaban a la paz, a juego limpio, y que algo de verdad había en tales argumentos.

Y es que para sorpresa de muchos, a través de una carta, varios exjefes paramilitares recluidos en cárceles de Estados Unidos y Colombia, expresaron su apoyo a éste proceso de paz con las Farc. El documento está firmado por varios exjefes paramilitares entre ellos, Ramón Isaza, Rodrigo Pérez Alzate, Iván Roberto Duque, entre otros. Debo confesar que me causó desconcierto porque en la misiva los ex paramilitares recordaron que cuando ellos hicieron un proceso similar con el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, y pese a que se desmovilizaron y entregaron las armas, el resultado “fue la extradición a Estados Unidos”. Lo cual quiere decir que se sintieron engañados, tal vez traicionados.

Me quedé pensando, nada raro, ahora le apuestan al No; también mediante el engaño y usando todo tipo de artimañas. Han llegado a decir que las Farc no entregarán las armas, cuando está estipulado internacionalmente que se las entregarán a Naciones Unidas. Y entonces resulta según, ellos, que “las que entregarán serán viejas y usadas, y las nuevas las guardarán para obligarnos a votar…” Es tal el desmadro que algunos dicen que Chávez orquesta todo esto… Tal vez resucitará, de entre los muertos, y hablará como pajarito. Nada raro que el día de mañana nos muestren el último testamento del que ya bien muerto está.

Además los activistas del No recalcan, en su desacuerdo, que las Farc constituyen el tercer cartel mundial de la droga y que no van a renunciar a su millonario negocio. Cabe recordar que en los Acuerdos se comprometen a no delinquir. ¿Será que para los del No, éste no es un delito? ¿O será que dudan del peso de la ley internacional que los puede llevar a pagar en cárceles donde son y serían solicitados? Llegan a ser tan graves las acusaciones que dicen que el Presidente Santos suprimió la fumigación aérea porque las Farc lo están haciendo partícipe del negocio del narcotráfico. En realidad, Santos tendría todas las de ganar, si resolviera demandar por injuria y calumnia a cuanto loro mojado que repite y repica cada mentira, que además ponen en la red. Argumentos sin fundamentos reales. Bueno estamos en un país libre, donde hasta la madrecita del Señor Presidente es ya protagonista.

Duele pensarlo, pero tal parece que a los del No les atormenta la disolución de las Farc como movimiento armado, y por eso dan tanta pelea. Por fortuna, aunque corrieron rumores contrarios, los miembros del Secretariado ratificaron, en su X Conferencia que están dispuestos a dejar las armas y a poner en marcha la implementación de los Acuerdos que suscribieron con el Gobierno en La Habana. Seguramente, no faltará el guerrillero que esté en desacuerdo. Y a ese le espera el peso de la ley, conforme lo acordado, así se diga lo contrario.

Los del SÍ tenemos claro que con la desmovilización de las Farc no tendremos paz el 3 de octubre, es lo único que comparto con los del No. Los del SÍ sabemos que la verdadera paz hay que construirla: desarmando corazones y al resto de subversivos. En Colombia quedan la guerrilla del Eln y las demás bandas criminales, quienes seguramente planean continuar en su labor de desestabilizar el país. Sin embargo, el ratificar los Acuerdos con el Sí, nos ofrece la opción de contar con un grupo menos alzado en armas. Ojalá tengamos el privilegio de verlos, a todos, negociando su pasa bordo a la libertad de la paz, al derecho de ser colombianos legítimos: desarmados, con una familia y construyendo país. Lo repito es preferible una pelea de palabras y no con armas. Así esas palabras sean mentiras como las del No.

La paz vista a mi modo hoy es un gusano: la mayoría la repudia, no cree en ella, le da patadas, le hace el feo, pero si la cuidamos se convertirá en mariposa, y podremos ya no imaginarla, sino disfrutarla. Y de esa forma, tal vez, pero entre todos la convertiremos en una paloma: real y duradera que soñamos los del SÍ.