Por Laura Gottesdiener
PUERTO PRÍNCIPE, 16 ago (Reuters) –El número de muertos por el devastador terremoto de magnitud 7,2 que sacudió Haití se elevó a 1.297 el domingo, cuando países vecinos se apresuraban en enviar ayuda y los equipos de rescate luchaban por encontrar sobrevivientes enterrados bajo los escombros antes de que tormenta tropical llegue a la nación caribeña.
El sismo destruyó cientos de casas y edificios en una país que se recupera aún de otro terremoto de hace 11 años y vive agitada tras el asesinato de su presidente el mes pasado.
El suroeste de Haití fue el más afectado, sobre todo la región de la ciudad de Les Cayes y sus alrededores. La Agencia de Protección Civil de Haití dijo que el número de víctimas del desastre aumentó a 1.297 y que los hospitales que aún funcionaban lidiaban para tratar con unas 5.700 personas heridas registradas hasta el momento.
El desafío que enfrenta el país se ha visto exacerbado por la pandemia de coronavirus, las dificultades económicas agravadas por la feroz violencia de las pandillas y la crisis política que se ha apoderado de la atribulada nación después del asesinato del presidente Jovenel Moise el 7 de julio.
Iglesias, hoteles, hospitales y colegios quedaron gravemente dañados o destruidos, mientras que los muros de una prisión se resquebrajaron por los violentos movimientos sísmicos que convulsionaron Haití.
En Les Cayes, ciudad costera de unas 90.000 personas, los rescatistas con cascos rojos y overoles azules sacaron cadáveres de las ruinas de un edificio, mientras una excavadora mecánica amarilla ayudaba a remover los escombros.
«Debemos trabajar juntos para brindar respuestas rápidas y efectivas a esta situación extremadamente grave», dijo el primer ministro de Haití, Ariel Henry, que se desplazó a Les Cayes.
Países cercanos, incluidos República Dominicana y México, se apresuraron a enviar por aire y a través de la frontera terrestre de Haití alimentos y medicinas que se necesitaban desesperadamente.
Estados Unidos envió suministros vitales y desplegó un equipo de 65 personas para realizar labores de búsqueda y rescate con equipos especializados, dijo Samantha Power, administradora de la Agencia para el Desarrollo Internacional.
En el Vaticano, el Papa Francisco instó a las naciones a enviar ayuda rápida. «Que la solidaridad de todos alivie las consecuencias de la tragedia», dijo a los peregrinos y turistas en su bendición dominical en la Plaza de San Pedro.
Sin embargo, el gobierno apeló a las organizaciones de ayuda para que no establezcan campamentos improvisados y les pidió trabajar a través del Ministerio de Planificación, en un aparente intento de evitar los errores cometidos tras el devastador terremoto de 2010 que mató a decenas de miles de personas.
Muchos haitianos dijeron que pasaron la noche del sábado durmiendo al aire libre, traumatizados por los recuerdos del terremoto de magnitud 7 de 2010, que golpeó mucho más cerca de la capital, Puerto Príncipe.
En el aeropuerto de Puerto Príncipe, trabajadores de ayuda humanitaria internacionales, médicos y rescatistas esperan para abordar vuelos a Les Cayes. Un helicóptero de la Guardia Costera de Estados Unidos transportó a los heridos.
Las operaciones de rescate se complicarán con la llegada de la tormenta tropical Grace, que golpeará Haití el lunes con fuertes precipitaciones. También es posible que haya marejadas ciclónicas, dijo el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC).
«Nos estamos preparando para la tormenta tropical Grace», dijo a Reuters Chandler, de la Agencia de Protección Civil. Miles de personas durmiendo en las calles se verían expuestas a las lluvias torrenciales en medio de un creciente riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, agregó.
Imágenes publicadas en las redes sociales mostraron a los residentes metiendo sus manos en estrechas aberturas en pilas de mampostería derrumbada para sacar a personas bajo los escombros de las paredes y los techos desplomados.
El acceso a las áreas más afectadas era complicado por un deterioro de la seguridad que ha dejado las carreteras de acceso clave en partes de Haití en manos de bandas, aunque informes no confirmados en las redes sociales sugirieron que dejarían pasar la ayuda.