Por Lola Portela

Quienes no leyeron los Acuerdos creo que ahora deben hacerlo y también estudiar la JEP. Esta será la única forma de no tragar entero. No es justo que tanto colegas, como políticos y otros tantos confundan o traten de hacerlo con sus comentarios, no sé si mal intencionados o sin conocimiento afirman que con la detención, con fines de extradición, de Jesús Santrich por narcotráfico, se le juega sucio a la paz.

No olvidemos que los miembros de las Farc firmaron un  Acuerdo que por cierto es muy claro cuando dice: «En caso de que la ejecución de la conducta haya comenzado con posterioridad a la firma del acuerdo final y no esté estrechamente vinculada al proceso de dejación de armas, la remitirá a la autoridad judicial competente para que sea investigada y juzgada en Colombia, sin excluir la posibilidad de extradición«. Como quien dice si lo hace, conoce las consecuencias.

También es un hecho que la tan anhelada paz logró dividir al país, lo polarizó. Hoy familias y amigos aún discuten por el Sí y por el No. Y gústele a quien no le guste, todos los colombianos soñamos con un país en paz. Como también debe ser claro que las discusiones y polémicas más acaloradas se han dado por el tema de la verdad, la justicia y la reparación.

El tema del momento es que quien se burló del pueblo colombiano con su “quizás, quizás, quizás”. Ahora tiene razones para estar muy preocupado porque puede llegar a ser extraditado, dado que las pruebas que lo involucran como narcotraficante, además de contundentes, son producto de una investigación manejada con una increíble discreción que, sin duda, sorprendió a más de uno en este país tan corrupto.

Según los documentos de la investigación, alías Jesús Santrich un año después de la firma del Acuerdo de Paz con las Farc. Para precisar, Sandrich el primero de noviembre de 2017, participó en la entrega de una pequeña, pero significativa muestra de la calidad de droga que tenía para ofrecerle a sus “clientes”. Ese día, en el lobby de un hotel de Bogotá, Santrich envió como señal de su capacidad y seriedad 5 kilogramos de cocaína. Así lo revela el indicment (acusación), con el que las autoridades estadounidenses solicitaron la circular roja de Interpol, que permitiría la captura de Santrich y sus tres colaboradores en cualquier parte del mundo, así como su extradición a los Estados Unidos. Como quien dice, hay pruebas.

Es claro que esto fue una gran jugada que dio como resultado un jaque y mate.  Aquí no hay montajes, el exguerrillero fue “pillado”, aunque los voceros y miembros del hoy partido de las Farc, nos cuenten lo contrario.  Esas pruebas contienen audios, fotos, seguimientos y hasta un video de la DEA en donde él aparece negociando la venta de 10 toneladas de coca.   Y eso no fue lo que él, y sus compañeros, acordaron con los colombianos. Sí, porque ese de La Habana no fue un Acuerdo con un el presidente Santos, su gobierno y los negociadores fueron el canal, pero cada artículo nos involucró democráticamente a cada colombiano que votó, por el  Sí o por el No.  Y lo que dice ese extenso documento, que muchos aún ni conocen, se debe respetar por ambas partes.

Así las cosas, a partir del momento de la captura de Santrich comenzó el trámite de extradición que tendrá un primer capítulo ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP); donde ya llega el tema con las pruebas, no habrá lugar a una interminable investigación, ya se anexan pruebas, después el caso va ante la Corte Suprema de Justicia y la decisión definitiva está en cabeza del Presidente de la República, quien en tono enfático y públicamente aseguró que no habrá tolerancia con los integrantes de las Farc que sigan delinquiendo, después de la firma de acuerdo. «La construcción de paz requiere del absoluto cumplimiento de la ley, es lo que exige el pueblo colombiano», dijo Santos. Y aquí hay que precisar fue lo que aceptaron los colombianos al decir Sí al Acuerdo. Ese sí jamás fue condicional, fue un voto de “confianza”, aunque dudosa, pero de infinita esperanza frente al cese de la violencia y los delitos por parte de los miembros de las Farc.

Como lo dijo el fiscal Néstor Humberto Martínez: “los detenidos traicionaron los valores y principios de los Acuerdos de Paz”.

El mismo fiscal da también un parte de tranquilidad para los desmovilizados guerrilleros que se mantengan en los parámetros de los beneficios que les ofrece ese Acuerdo:  “A todos los reinsertados que permanecen en la legalidad los invito a perseverar en la democracia y en el cumplimiento del orden legal. Para ellos todas las garantías de la Fiscalía, así como el respeto y la protección del Estado de derecho».

Vale la pena aclarar que el pasado “fariano” ya no es mirado por la justicia colombiana, pero en el presente, todo lo que hagan, tiene lupa nacional e internacional. Y los veedores de ese acuerdo también ya lo tienen claro.

«Con la captura de Jesús Santrich el proceso está amenazado de ser un verdadero fracaso», aseguró el exjefe guerrillero Iván Márquez en una rueda de prensa en Bogotá en la que no solo le pidió al presidente Juan Manuel Santos «cumplir con la palabra empeñada», sino que también solicitó “el acompañamiento de la comunidad internacional y una reunión urgente para evaluar qué está pasando”.

Tal parece que el nuevo movimiento político no acepta que a su camarada, en palabras castizas, la embarró, lo cogieron infraganti;  no sólo le mintió al gobierno, sino a cada colombiano, así Iván Márquez le diga al mundo que es “un montaje orquestado por Norteamérica y la Fiscalía», tampoco se ve que  la intención sea  “entorpecer su participación política”. El acuerdo les dio, sin votos, por Acuerdo 10 curules. Otra asunto es que escojan miembros que no puedan ejercer ese derecho por seguir violentando la ley.

La justicia colombiana en un estado de derecho no está subordinada a la de Estados Unidos, simplemente desde hace mucho, se trabaja en conjunto a nivel internacional para desmantelar organizaciones y luchar contra el narcotráfico.  Y nuestros miembros del CTI son grandes y también saben investigar. Ojalá los exguerrilleros comprendan  que el pésimo mensaje de incumplimiento lo dio uno de sus camaradas, no los colombianos. Lo sucedido evidencia las dudas que tenían los del No, frente a creerle a las Farc, que todos serían ciudadanos honestos y buenos.

Tal vez, los colombianos seamos  bobos, pero no tontos, Santrich aparece en las conversaciones como el coordinador de toda la operación desde Colombia. A su lado trabajaron Marlon Marín, un sobrino de Iván Márquez; Armando Gómez España, padre de la exreina Carolina Gómez; y Fabio Simón Younes Arboleda. Los cuatro fueron solicitados en extradición mediante circular roja de Interpol y deberán responder por conspiración para exportar cocaína a los Estados Unidos, a que se refiere el Título 21, Código Penal Federal.

En lo personal, lo que me asombra, y me complace, es que no se filtrara la operación. Lo cual demuestra que no todos son corruptibles, “en el país más feliz del mundo”, veo que hay esperanzas de que esto algún día cambie.