BLANCO Y NEGRO

Por Gabriel Ortiz

Me tomé la tarea de buscar alguna obra buena, alguna medida afortunada, algún acierto, o al menos un error que equivocadamente haya resultado benéfico para los habitantes de la capital de la república, durante los casi tres años de gestión del actual alcalde.

Peñalosa va contra de la corriente. He consultado a varias personas sobre alguna decisión que hayan encontrado cuerda o prudente por parte del Alcalde. Se han tomado todo el tiempo y realmente no han podido suministrármela.

El funcionario se ha convertido en un irritador profesional. Todo lo que anuncia, se imagina o hace, irrita, exaspera, enerva, molesta y sulfura a los ciudadanos.

En un experto “angostador”. Desde su anterior alcaldía ha tenido como función primordial estrechar las pocas vías que existían en la ciudad. Así lo hizo con la carrera 15, que tenía cinco carriles y la dejó con solo tres. Su odio por los carros lo ha llevado a planificar un transmilenio que limita cada vez más los corredores que existían para la movilidad. Ha aplazado indefinidamente la construcción del Metro. A la carrera once, que tenía una ciclorruta por uno de los andenes, le robó un carril, convirtiéndola en un viacrucis para el tránsito automotor, público y privado.

Ahora se ideó otra de esas genialidades que su administración aplica para irritar a la gente: angostar los puentes que atraviesan la autopista norte. Al de la 116 le rapiñó un carril y lo propio empezó a hacer con el puente de la 127. Como consecuencia, quienes no cuentan como él con las motos de transito que le facilitan sus desplazamientos, deben soportar los cada vez más monstruosos trancones.

Todo lo que se le ocurre, genera malestar. La reserva forestal Van der Hammen, es su objetivo número uno para acabar con punto tan vital para la protección ambiental. Debe atender los intereses de los constructores, de quienes es valioso aliado.

Son incontables los desaciertos que ocasionan la creciente molestia ciudadana. Nada provechoso, agradable, tranquilizante se le ocurre. Los impuestos cada vez más elevados. Millares de personas han visto embargadas sus propiedades por carecer de fondos para sufragarlos. Otros millares, están a punto de perder los techos que amparan sus familias.

Su tic alcabalero, le ha generado un espasmo para establecer un nuevo impuesto: a los pasajes aéreos. Irrita de nuevo a las gentes. Mientras el país se muestra ante el mundo como un nuevo y promisorio imán turístico gracias a la paz, Peñalosa activa su exasperante imaginación, para malograr ese propósito nacional.

Definitivamente Bogotá, sique siendo la ciudad más infortunada del mundo. Son tales los desafueros de su alcalde, que mucha gente le ha encontrado aciertos a su antecesor Petro. Y mientras el irritador se mantenga en el Palacio Liévano, la capital no encontrará una salida hacia el bienestar para sus casi 10 millones de insatisfechos.

BLANCO: El aromático café De La Calle-Fajardo. Podría cambiar el rumbo de Colombia.

NEGRO: La “mermelada uribista” tras la que van ciertos liberales.

gabrielortiz10@hotmail.com