DE MAL EN PEOR

POR AMYLKAR ACOSTA

Mientras el mundillo de la pequeña política se agita y se dan los primeros escarceos de
la contienda electoral de cara a las elecciones al Congreso y a la Presidencia de la
República, el país se debate entre el anunciado rebote del crecimiento de la economía
por parte del Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla y el rebrote de los contagios y
víctimas fatales del COVID – 19, según lo informa el Ministro de Salud Fernando Ruiz.
En momentos en los que cunde la desazón, el desconcierto y la incertidumbre a
consecuencia de la crisis pandémica, el Director del DANE Juan Daniel Oviedo le ha
revelado al país unas cifras verdaderamente aterradoras, espeluznantes, que delatan la
preexistencia a la misma de la pandemia de la pobreza y la desigualdad en Colombia,
taras estas que se han visto exacerbadas este año, aciago para nuestro país. Ello es tanto
más preocupante, habida cuenta que es la población vulnerada y vulnerable la que está
llevando la peor parte de esta debacle2

.

Como es bien sabido, desde el año 2012 venía disminuyendo el índice de pobreza
monetaria en Colombia, hasta que tocó fondo en el 2018 cuando alcanzó el 34.7%. A
partir del 2019 se revirtió dicha tendencia, registrando el 35.7%, 1 punto porcentual más
elevado con respecto al año anterior. Según el DANE, en el 2019 661.899 personas
cayeron en la trampa de la pobreza. Vamos de mal en peor. Pero estamos hablando del
promedio nacional, en el cual se confunde el valle con la colina, ya que al escarmenar y
aterrizar las cifras en los territorios se ponen de manifiesto unas aberrantes
desigualdades, las que se denominan eufemísticamente “brechas”.

1 Miembro de Número de la ACCE
2 Amylkar D. Acosta M. La pandemia del hambre. Agosto, 16 de 2020/

En efecto, en contraste con el promedio nacional, el mismo índice de pobreza monetaria
en el Chocó en la región Pacífica, también promediando la cifra, pasó del 61.1% al 68.4%
(¡!) y el de La guajira en la región Caribe del 53.7% al 61.8% (¡!). Según el DANE, en
cuanto al índice de pobreza extrema, el promedio nacional pasó del 7.2% al 9.6%, 2.4
puntos porcentuales más, lo cual se tradujo en que un número de 728.955 personas
pasaron de la pobreza a la indigencia (¡!). Por su parte los departamentos de Chocó y
La guajira registraron el 36.8% (¡!) y 33.5% (¡!), respectivamente, superando el 34.5% y
el 26.7%, en su orden, del año 2018, en pobreza extrema. Y no hay que perder de vista
que cuando hablamos de la pobreza, sabemos que esta se caracteriza porque la persona
no tiene cómo valerse por si misma para que sea llevadera su congrua subsistencia.

Esta tendencia, aberrante por lo demás, de empeoramiento de la condición social de la
abrumadora mayoría de los colombianos, especialmente en las regiones más deprimidas
y vulnerables, se está viendo acentuada debido a los estragos sociales de la crisis
pandémica. Ésta está repercutiendo en la pérdida de empleo e ingresos, lo cual va a
conducir a que, según el investigador de FEDESARROLLO Jairo Núñez, “la pobreza en
Colombia va a alcanzar un nivel de entre 47% y 49%”3. Dicho de otra manera, 6
millones de personas que habían salido de la pobreza volverán a ella, esta vez por

3 La República. Octubre, 19 de 2020

34,7

68,6

57,2

35,7

68,4 61,8

Total Nacional Chocó La Guajira
Incidencia (%)

INCIDENCIA DE POBREZA MONETARIA 2018-2019

(Actualización metodológica)

2018 2019

8,2

37,1

Incidencia de Pobreza Extrema 2018-2019

cuenta del COVID – 19. De manera que, muy seguramente, al cierre de este año no
estaremos mejor que cuando estuvimos peor!
Hemos pasado de la prevención del contagio de la pandemia a la contención de la misma
y últimamente a su mitigación, a la espera de la vacuna, la cual nos permite columbrar la
luz al final del túnel. Esta emergencia copa toda la atención de los medios y de las
autoridades, pero hay otra realidad subyacente y lacerante que viene de atrás, que no se
le puede atribuir a la pandemia, como son estas execrables lacras de la pobreza, la
desigualdad y el hambre. Frente a estas ha faltado una política social de prevención, de
contención y de mitigación y lo que es peor los distintos gobiernos se han rehusado a
aplicar la única vacuna eficaz y segura para combatirlas que es la política de protección,
inclusión y cohesión social. De nada sirve que se incluya entre las metas de todos los
planes de desarrollo la reducción de la inequidad, si las mismas no se concretan en
acciones efectivas y eficaces para lograrlo. Es consabido que las palabras que no van
seguidas de los hechos son asesinas de los ideales!

EL HAMBRE ACOSA Y ACUSA

Una de las peores y más acuciantes consecuencias de la actual crisis es el creciente
número de colombianos que se está viendo ante la imposibilidad de acceder a la ingesta
diaria para alimentarse. Según el más reciente estudio del DANE, en Colombia solo
siete de cada 10 familias tuvieron acceso a tres comidas al día durante los últimos siete
días, mientras que antes de la pandemia la cifra llegaba a 85%4

. Esta cifra obliga a Encender todas las alertas y alarmas, porque su impacto va mucho más allá de las frías
cifras, las cuales, como dice el célebre escritor mexicano Octavio Paz, se oyen “como
quien oye llover. Sin oírme, oyendo lo que digo”, desdeñadas por la sordina y la
invisibilización. Pero el hambre acosa a los más desvalidos y acusa la indolencia de las
autoridades competentes. El silencio es ensordecedor!
Según el mismo estudio, en promedio, tres de cada diez hogares de las capitales de
departamento en Colombia no pueden comer tres veces al día (¡!). Esto es una
barbaridad. A consecuencia de la pandemia se cuentan por millares el número de
colombianos que están soportando física hambre. Los hogares donde solo se consume
una comida al día pasaron de 55.915 a 287.473. Además, 3,2 millones de familias solo
están comiendo dos veces al día 5 y a ello se viene a añadir la baja calidad de la
alimentación de quienes tienen acceso a ella, la cual deja mucho que desear en los
estratos más bajos de la población6

.

Al igual que ocurre con la pobreza, se presentan ostensibles diferencias entre unas
regiones y otras, así como entre unas ciudades capitales y otras, en torno al acceso a los
4 Dinero. Octubre, 1 de 2020
5 Semana. Noviembre, 15 de 2020
6 Ministerio de Salud, ONU y FAO. Observatorio de seguridad alimentaria y nutricional de
Colombia. Situación nutricional en Colombia y algunos de sus determinantes. Febrero de 2014

Alimentos. Así, mientras en Bogotá el porcentaje de familias que tenían para las tres
comidas diarias pasaron del 85% antes de la pandemia al 72%, en el agregado nacional
72,21 por ciento de las familias puede contar con el desayuno, el almuerzo y la comida;
24,8 por ciento consume dos comidas y 2,6 por ciento solo se alimenta una vez al día
(¡!).

Cabe mencionar que, según el DANE, las seis ciudades en donde menor cantidad de
hogares pueden acceder a tres comidas al día están ubicadas en la Costa Atlántica, son
ellas Cartagena (35%), aparecen Barranquilla (46,3%), Sincelejo (48,8%), Santa
Marta (50,7%). Antes de la cuarentena en todas estas ciudades el promedio estaba por
encima del 75%, incluso en Santa Marta el nivel llegaba a 93%7

. Ello es algo funesto y sus secuelas serán espantosas en el mediano y largo plazo para un amplio conglomerado
humano de este país que vive o mejor pervive este drama. Como la canción insignia de
la movilización social en Chile el año pasado, El baile de los que sobran, nadie los echa
de menos, nadie les quiso ayudar. Esto es el colmo!
El Caso de Cartagena, la Heroica, declarada por la UNESCO Patrimonio histórico y
cultural de la humanidad, la del corralito de piedra, la joya de la corona del turismo en
Colombia, es patético. Es, como quedó dicho, la que exhibe los peores registros. Claro
está que antes de la pandemia, según la encuesta Pulso Social del DANE, publicada por
la agencia Bloomberg, en promedio, el 81.6% de sus habitantes podía comer tres veces
al día
un registro que lejos de ser satisfactorio mueve a la preocupación, tanto más en
cuanto que no refleja la dura realidad de barrios como El pozón o Arroz barato, en

donde, como en la fábula de La zorra y las uvas, éstas aunque maduras están muy altas
para alcanzarlas.
La Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, después de
analizar este dantesco cuadro de emergencia social llegó a la conclusión irrefutable de
que “no hay mejor prueba que demuestre la urgencia de crear una Renta Básica de por lo
menos un salario mínimo mensual que beneficiaría a 32 millones de personas en
situación de pobreza y riesgo de caer una situación de indigencia, que tienen derechos
constitucionales a la vida y a la alimentación
”9

. Y el ampliación de las transferencias monetarias a favor de ellas, tanto las condicionadas
como las no condicionadas, el próximo año. Por ello registramos con asombro y
preocupación que el Fondo de Mitigación de Emergencias (FOME), creado para
financiar dichos programas, quedó totalmente desfinanciado en el Presupuesto para la
vigencia de 2021, al pasar de $25 billones a sólo $3.1 billones, con una reducción del
87.6% con respecto al del 202010. Así no se puede!