Las comisiones conjuntas de asuntos económicos de Cámara y Senado, aprobaron recientemente la meta de gastos de 2018, por valor de $235,6 millones. Igualmente, en la misma sesión de Septiembre 20/17, se aprobó el recién cocinado artículo 104 del proyecto de ley de presupuesto/18, que tiene como objeto financiar programas sociales del gobierno nacional en la vigencia fiscal de 2018, con cargo a la descapitalización de la imprenta nacional en $100.000 millones; y la del Fondo Nacional del ahorro, en $400.000 millones.

Lo anterior, permite observar rasgos de desesperación fiscal del gobierno nacional; quien está dispuesto a sacrificar el cumplimiento misional de 2 importantes Empresas del estado, arriesgándolas con un capital de difícil retorno; pues, es conocido el empinado déficit fiscal de cerca del 4% del PIB, una deuda externa de US$125.000 millones, y la también inercial gestión fiscal del gobierno; no dejan esperanzas de recuperación de los referidos recursos, ni en el corto, ni en el mediano, ni en el largo plazo.

De la misma manera; y dado el cada vez más estrecho sendero fiscal, ataviado de compromisos como pignoraciones de rentas, autorizaciones de vigencias futuras de 25 a 40 años; ahora le agregamos la buena noticia para todos los Bogotanos de la financiación del 70%, de la construcción de la primera línea del metro, por parte del gobierno nacional. Pese a lo anterior, el ejecutivo no deja de sorprender, con el tufillo de improvisación; en el que incluso se anuncia la decisión del Conpes, en la que se establece la próxima solicitud de autorización de vigencias futuras al Confis, hasta por 40 años para el megaproyecto aquí en mención.

Por otra parte, en el precedente acápite, se percibe alto grado de presión de un gobierno, que con el sol a sus espaldas; ahora hunde el acelerador, para hacer olvidar la opaca gestión económica y fiscal de lo público, en estos últimos 8 años; con acciones mediáticas, que ahora tendrán que ajustarse a cumplir, con un cronograma muy preciso, para establecer las bases de la financiación y construcción de la primera línea del metro, antes que el Presidente Santos, abandone la casa de Nariño.

Finalmente, quiero expresar gran alegría, por la formalización de este sueño, para todos aquellos quienes vivimos en Bogotá; pero al igual, manifiesto preocupación, por algunas acciones que el gobierno debe corregir, como la de excederse con solicitudes de autorización de vigencias futuras por 40 años, que afecta la autonomía de 10 gobiernos sucesivos; y que prende también alarmas, para que los órganos de control fiscal, mantengan cortas las riendas, y no se presenten retrasos y sobrecostos, como en otros históricos megaproyectos como el Guavio, y el metro de Medellín, que por apresuradas decisiones como estas, también terminaron en altos sobrecostos, que no dejaron de pasar factura, a las finanzas de los C/bianos.

«Planes bien pensados pura ganancia, planes apresurados pura pérdida».

Felices días.

Henry Amorocho Moreno.