Amylkar D. Acosta M1

Como era de esperarse Gas Natural SDG S.A y Gas Natural Fenosa

Electricidad Col. S. L (GNF) reaccionó a través de un comunicado de prensa

originado en Barcelona (España), en donde está domiciliada, cuestionando la

toma de posesión de su filial en Colombia ELECTRICARIBE por parte de la

Superintendencia de Servicios Públicos. Como es bien sabido esta optó por la

intervención el pasado 14 de noviembre, ante la inminencia de la cesación de

pagos a que estaba abocada la empresa y ante la imposibilidad de esta de

seguir prestando el servicio de energía eléctrica con eficiencia, calidad y

continuidad, como lo manda la Ley 142 y 143 de 19942

 

En efecto, ELECTRICARIBE no sólo venía incumpliendo con las inversiones

del componente del Plan5Caribe a las cuales se había obligado, aduciendo

problemas de caja, los mismos que la llevaron al extremo que varios de los

contratos que tenía suscrito con los generadores se quedaron sin garantías. Su

situación financiera estaba tan comprometida que según Deloitte, Auditora

externa de ELECTRICARIBE, esta estaba en un “claro riesgo de inviabilidad

financiera”.

Ello dio pie para que los generadores le cancelaran los contratos bilaterales,

viéndose compelida ELECTRICARIBE a recurrir a la Bolsa, con lo cual su

exposición en ésta pasó abruptamente del 22% al 70% (¡!), encareciéndole el

precio del kilovatio que paga uno cualquiera de sus 2´565.855 usuarios. Entre

tanto la calamidad pública en que se convirtió la pésima calidad del servicio

que venía prestando ELECTRICARIBE empeoró sensiblemente en los últimos

años, a tal punto que la intermitencia del fluido eléctrico pasó de un promedio

de interrupciones de 83.49 horas en 2014, a 93 horas en 2015, superándolas en

2016, en contraste con las 45.6 horas promedio nacional.

La Superintendencia de Servicios Públicos no podía dar más espera y mucho

menos se podía cruzar de brazos ante la inminencia de un apagón en la región

Caribe3 y mediante la Resolución 20161000062785 resolvió tomar el toro por

los cuernos. Y no era para menos, pues si bien la Constitución4 y la Ley5

abrieron la posibilidad de que empresas particulares presten los servicios

públicos, sigue siendo el Estado colombiano el que está obligado a garantizar

su prestación eficiente. Es su responsabilidad evitar que se consumaran los

amagos de limitación de suministros, de los cuales ya había advertido

reiteradamente la firma XM, que es la que administra la operación del Sistema

Interconectado Nacional (SIN) y por ello era, además de ineluctable,

inaplazable la intervención.

Mientras Edgardo Sojo como nuevo Presidente de ELECTRICARIBE y Javier

Lastra, como Agente Especial interventor se encargan de sacar a la empresa

del estado crítico en el que estaba y la Superintendencia de Servicios Públicos

le da respiración boca a boca para estabilizarla, inyectándole recursos por

valor de $520.000 millones a través del Fondo Empresarial, GNF acaba de

presentar un recurso de revocatoria directa de la Resolución que dispuso la

intervención. Alega GNF que dicha actuación por parte de la Superintendencia

no se ajusta a la Ley, aduciendo entre otras razones que dicha Resolución no

contempla la autorización de la CREG para proceder en consecuencia. La

verdad sea dicha, lo que no podía la Superintendencia era pretermitir tal

prerrequisito legal, pero ello no se podía asumir o esgrimir como motivación

de la decisión tomada. Tal argucia por parte de GNF no pasa de ser una

leguleyada de baja estofa.

Detrás de los artilugios jurídicos a lo que ha venido apelando GNF desde que

a mediados de julio “notificó formalmente”6 al Estado colombiano de la

“existencia de una controversia”.

En torno a ELECTRICARIBE, está toda una

estrategia fríamente calculada para denunciar ante la Corte Internacional de

Arbitramento del CIADI para que la dirima. Desde entonces todos sus pasos

han sido fríamente calculados para tratar de salirse con la suya y este es uno

de ellos. Al momento de notificar su controversia, escudándose en el Acuerdo

para la Protección recíproca de inversiones firmado entre Colombia y España

pretextó que se trataba de encontrar “soluciones integrales que permitan

garantizar la sostenibilidad de la prestación del servicio de energía en la costa

Caribe, que es lo que menos les interesa.

A partir del momento de la notificación están corriendo los seis meses, que

son los términos previstos para que, de no haberse llegado a un acuerdo entre

las partes, procedería la convocatoria del temido Tribunal; quiere esto decir

que estamos a sólo días de este plazo perentorio. De ello son absolutamente

conscientes los de GNF y a ello están jugando, sobre todo después de la

movida que protagonizaron con la venida al país de su nuevo CEO Isidre

Fainé, dizque para buscarle una salida a la encrucijada planteada 10 .

Transcurridos los seis meses a mediados de enero del próximo año se agota la

etapa de conciliación y en cualquier momento puede estallar la bomba de

tiempo del Tribunal, en el que Colombia llevaría todas las de perder; esta es

una realidad de la que debemos de estar advertidos.

El caballito de batalla en el que GNF ha venido cabalgando es el de una

supuesta “expropiación gota a gota” por parte del Estado y por ello, además de

su pretensión de que el Estado colombiano le cubra una cartera morosa de sus

usuarios de 1.200 millones de Euros, ahora pretenderá hacer ver la

intervención como prueba de su aserto. GNF ha estado empeñada en la preconfiguración

de pruebas para tratar de darle solidez a su demanda en contra

del Estado colombiano y de eso deben tomar nota las autoridades

competentes, empezando por la Superintendencia de Servicios Públicos. Por

ello, nos pareció muy oportuna la declaración del Ministro de Minas y

Energía Germán Arce, al dejar diáfanamente establecido que “una

intervención no es una expropiación, es el resultado de un incumplimiento

de una prestación de servicio”11. Así de claro!

En este pulso entre GNF y el Estado colombiano no ha faltado el lobby de

parte del Gobierno español para hacer valer los intereses de la empresa

española, al punto que el propio Rey Felipe VI metió basa en el asunto. Las

presiones tampoco se han hecho esperar y, por si faltara, la velada amenaza,

como la declaración a los medios de parte de GNF en el sentido que “la

protección a los inversionistas es condición indispensable para que recursos

del exterior continúen llegando”12. Más elocuente que las palabras mismas, es

el contexto en que se apela a ellas. Ojo, pues!

Medellín, diciembre 18 de 2016

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