El Perfil de los días

Por: Johnny Amilkar Ángel Palomino.

Cada día que pasa, aumenta la incertidumbre, el hambre y el deterioro de nuestra economía a todos los niveles de nuestra sociedad. La cuarentena se ha convertido para un gran porcentaje de las familias colombianas, en una pesadilla; que de acuerdo a los guarismos, información y directrices institucionales, no hace otra cosa que aumentar y alargar la incertidumbre y la pobreza. Esta Pobreza es común denominador en un país con la concentración de la riqueza en solo el 2% de su población, pequeño porcentaje que se ha adueñado de este país, con la anuencia, complacencia e inconsciencia; y porque no decirlo, con la aprobación de la gran mayoría de quienes cumplen con la obligación y derecho al voto que a veces no llega al 50% y con una facción del 48% de indolentes colombianos, que no les importa el país, simplemente no sufragan.

La población colombiana en extrema pobreza, constituye un alto porcentaje, que en su gran mayoría está inmersa en el estrés y desesperanza, pertenecen a la economía del rebusque, el desempleo, ilegalidad y sometidos al maldito y despiadado «gota gota», pues el sistema financiero indolente, solo abre las puertas al dinero, la dignidad no cuenta.

La verdadera pandemia, va a ser la económica, que sobrevendrá sin duda alguna, de la cual no se va a salvar nadie, consecuencia inequívoca de haber afectado la economía de esta forma inefable; pareciera ser, nos llevará, a una irremediable catástrofe económica mundial, parecida al Crack de 1.933. Indudablemente, está decisión gubernamental adosada a la multilateralidad internacional, va a tener consecuencias nefastas a mediano y largo plazo.

El gobierno nacional y los entes territoriales, no han hecho otra cosa que emular directrices y fórmulas de nuestros aliados en tal materia, pero sin tener en cuenta que no podemos competir con países que nos llevan años luz, en desarrollo industrial y social, con mayor equilibrio en la distribución de la riqueza y lo que es mas importante, con menores índices de corrupción.

Se volvió a poner de moda, e iteramos en esa fastidiosa frase de pedir favores a los funcionarios públicos, para que habiliten a las empresas en los mecanismos de bioseguridad; cómo si esto NO fuera una obligación del Estado. Cómo si para eso no se les pagará.

Es urgente concientizar al establecimiento indolente, que se entere, existe otra urgencia manifiesta, que no es otra cosa, que reabrir el aparato productivo, autorizando de manera urgente la reapertura de las empresas, para volver a poner en funcionamiento la Colombia productiva, en su plena capacidad y restablecer con el vigor inusitado requerido la industria y el comercio.
Es la hora de que se pellizquen ANDI, ACOPI, COMFENALCO, CAMACOL, etc, y tantas agremiaciones que tenemos; pues en eso sí somos ricos…., para que retomen el liderazgo y se ocupen de su papel, al margen de la politiquería y deseo de seguir incrementando la iniquidad, desesperanza y caos social.