Hombre del Cártel de Sinaloa. Cobra 22 mil dólares por cruzar Colombia y Centroamérica hacia Estados Unidos. Opera en las rutas con migrantes de Haití, Cuba y Venezuela.
El tráfico de migrantes se mantiene como una grave situación de orden humanitario. Anualmente, miles de víctimas del ilícito mueren sofocados en contenedores, perecen en desiertos o se ahogan en el mar.
Diferentes nombres se conocen de los victimarios: coyotes, traficantes, delincuentes y J.H.C.A, identidad dada por las autoridades costarricenses al hombre que estaría operando las rutas de tráfico de migrantes haitianos, cubanos y venezolanos hacia Norteamérica. Además, es señalado de manejar los pasos terrestres fronterizos de Colombia y Centroamérica rumbo a suelo estadounidense.
Estas organizaciones de tráfico de personas ofrecen a los migrantes, en situación irregular, la ayuda para eludir los controles de las fronteras nacionales. Por eso, la mayoría de los migrantes recurren a los servicios de traficantes. Situación que lleva a un negocio sumamente rentable y difícil de detectar.
Incluso, los traficantes se organizan cada vez mejor, estableciendo redes profesionales que trascienden de las fronteras y las regiones, según informa La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Según el artículo 3 de Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes, contempla la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, una “facilitación de la entrada ilegal de una persona en un Estado Parte del cual dicha persona no sea nacional o residente permanente con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero u otro beneficio de orden material”.
Una de las redes, más recientemente conocida, es la de un lugarteniente y emisario del Cartel de Sinaloa. Es conocido por las autoridades de Costa Rica como J.H.C.A, líder que opera traslados de Haití, Cuba y Venezuela hacia Norteamérica.
Las autoridades conocen su identidad, fecha y lugar de nacimiento, número de pasaporte y registro migratorio oficial por las 24 entradas y salidas de Costa Rica desde el 12 de junio de 2012, hasta el 20 de agosto de 2021 hacia México.
El sueño americano y la necesidad de miles de migrantes ilegales han caído en su red. El hombre es señalado por tráfico de migrantes irregulares de Haití, Cuba, Venezuela, África y Asia a México y Estados Unidos.
Además, sería el responsable de instalar una red que cobra 22 mil dólares por el traslado de una persona de Colombia y Centroamérica a los pasos terrestres fronterizos mexicanos del sur y norte rumbo a suelo estadounidense.
Según las autoridades de Costa Rica, el hombre estaría envuelto en el contrabando de humanos en los últimos 12 meses. Carece de historia delictiva en México, se le describe como cauteloso y opera bajo reglas clandestinas de seguridad que copió de su máximo jefe en el Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada.
Las autoridades que se mantienen bajo el anonimato aseguran que “al igual que sucede con Zambada, este mexicano ni siquiera se atreve a hablar por teléfono por temor a que le graben su voz y lo puedan empezar a rastrear”.
Siguiendo la pista del escurridizo operador, se conoce que está involucrado en el Cártel de Sinaloa. Moviliza masivamente migrantes irregulares y su identidad comenzó a revelarse tras la captura de 42 hombres y mujeres en Costa Rica y Panamá. Son miembros de la recién desarticulada banda de tráfico de migrantes que cobraban “entre 14 mil y 22 mil dólares por persona”.
Fuentes aseguran que el mexicano fungió como líder del grupo. Además, dieron a conocer sobre un nicaragüense, residente en Costa Rica y quien sería uno de los jerarcas que está en fuga y habría huido a Nicaragua.
Incluso, sobre la financiación del grupo ilegal, un informante de alto rango explicó que “esto tampoco surgió de la noche a la mañana. Es un gran negocio o industria. Militares nicaragüenses cobran 200 dólares sólo por el tránsito por Nicaragua de Costa Rica a la frontera de Honduras”, según el reporte conocido por El Universal.
Entre tanto, en medio de las operaciones en contra de las redes de tráfico de personas, en Necoclí, Antioquia colapsó el servicio hospitalario. Más de 11.000 latinoamericanos, caribeños, africanos y asiáticos siguen esperando la oportunidad para pasar a Panamá y el resto de Centroamérica, continuar hacia México y llegar finalmente a Estados Unidos.
El gerente del hospital San Sebastián de Necoclí, Neyder Pupo Negrete, alertó sobre la situación hospitalaria en el municipio. La llegada y represamiento de migrantes mantiene una crítica situación en el centro de salud.
Sólo diariamente entre 50 y 60 migrantes acuden al hospital para atención por urgencias. Además de los migrantes, hay una demanda similar por parte de los habitantes del municipio que lleva a escasez de elementos médicos, colapso del servicio y agotamiento del personal profesional.
Del mismo modo, el gerente dio a conocer que los que más acuden al sistema de urgencia son niños por enfermedades respiratorias y virales. Así, en urgencias “consultan muchos niños con problemas respiratorios, virales, intestinales y por la piel. También maternas que presentan algunos síntomas que se pueden agravar y no tienen control”.
Además de esta población, acuden personas con enfermedades crónicas. Pero la situación se complica cada vez más porque, según el funcionario, hasta el momento no han recibido dinero. Tampoco se contrata más personal para lograr suplir la demanda.
«La entidad responsable es el municipio, pero argumenta que no tiene recursos. Por ningún lado se manifiesta la consecución de este dinero. Es preocupante porque los médicos que están asumiendo la carga ya están cansados. Lo ideal sería que contrataran más talento humano para que logremos subsanar esta demanda porque los otros habitantes también solicitan los mismos servicios», agregó el funcionario.
A estos hechos se suma, la situación de una madre colombiana que emprendió el viaje hacia Estados Unidos, acompañada por su hija de 10 años y su hijo de 3. Fue identificada como Claudia Marcela Peña, intentó cruzar ilegalmente por la frontera de México donde tuvo un fatal desenlace.
Según la información de familiares de las víctimas, la madre y su hija de 10 años murieron en el desierto de Arizona tras ser abandonadas por la persona que las acompañaba en el cruce ilegal. En el lugar, una patrulla fronteriza del área de Yuma, en Arizona, notificó el hallazgo de dos cuerpos, uno de una niña y adicionalmente a un menor de dos años vivo que se sentía agotado por el calor.
La mujer y su hija se sumaron a la cifra que desde 2014 registra más de 4.000 muertes al año en las rutas migratorias de todo el mundo. Sin embargo, el número de decesos registrados representa solo una estimación mínima, ya que la mayoría de fallecimientos de migrantes en el mundo no se enlistan.
Desde 1996 se han registrado más de 75.000 muertes de migrantes a nivel mundial. Mientras tanto, solo durante 2020, la Organización Internacional para las Migraciones registró 281 millones de migrantes internacionales en el mundo, es decir un 3,6% de la población mundial.
Tras conocer la cantidad de víctimas del tráfico y las muertes, también se conoce la cifra de desaparecidos. La cantidad ha ido en aumento. En 2014 se reportaron 493 víctimas, cifra que ascendió hasta 2017 cuando se reportaron 667 y a lo corrido del 2021 ya son 612 las personas que no se han encontrado tras emprender una ruta de migración ilegal.
Por su parte, el Proyecto de Migrantes Desparecidos, sobre la región de las Américas, reporta que la migración se da por los flujos migratorios mixtos complejos y dinámicos, tanto intrarregionales como extra regionales. Las personas que transitan por las Américas incluyen refugiados, solicitantes de asilo, migrantes económicos, visitantes de corto plazo y otras personas en movimiento.
Así, las causas de emprender los viajes ilegales son el desplazamiento son multifacéticos e incluyen desastres naturales, violencia estructural, pobreza y desigualdad. Todo ante la mirada ávida de un mexicano vinculado con organizaciones del narcotráfico que engorda su fortuna con los migrantes que atraviesan Colombia.