Con el asesinato del máximo líder de una banda peruana en Guarne, ya son tres los cabecillas internacionales asesinados entre 2023 y 2024. ¿A qué vienen?
“Vinieron a Medellín a hacer un trabajo”. Eso manifestaron los familiares de Josué Oliver Blas Lezama y Carlos Alberto Villanueva Cancho, los dos peruanos asesinados en un parqueadero del municipio de Guarne, Oriente antioqueño. Ambos eran miembros importantes de una banda transnacional de su país, lo que dejaría en evidencia que Antioquia se estaría convirtiendo en un sitio estratégico para estas organizaciones.
Blas Lezama era conocido como Gato Cote, el máximo cabecilla de la banda La Gran Alianza, una estructura proveniente de la provincia de Pataz, en el norte del Perú, que tendría vínculos con la minería ilegal. De hecho, estaba en el cartel de los más buscados de la justicia de su país y había llegado a Antioquia en compañía de Villanueva Cancho, quien sería uno de sus lugartenientes.
El asesinato de ambos peruanos se registró dentro de un parqueadero del barrio San Vicente, al cual se accede por la autopista Medellín-Bogotá. Hombres en tres motocicletas ingresaron hasta la parte trasera de este establecimiento, donde se estaban hospedando, y con silenciadores les dispararon en varias ocasiones.
Mientras los delincuentes escapaban, en una patrulla policial las autoridades trasladaron a estos dos extranjeros al Hospital Nuestra Señora de La Candelaria, de la localidad. Uno de ellos murió en el camino, mientras que el otro falleció antes de recibir atención en este centro asistencial.
Este hecho dejó lesionada a una tercera persona, vigilante de este parqueadero, y quien al reaccionar al ataque de los criminales, recibió varios impactos. Su pronóstico de salud es reservado, según las autoridades, ya que lo trasladaron a un centro asistencial de otro municipio.
El comandante de la Policía Antioquia, coronel Carlos Andrés Martínez, manifestó que “hay una información de que la autoría va hacia el grupo delincuencial El Mesa, que iba a hacer un hurto a estas personas, pero estamos investigando otras hipótesis”.
Cuando los asesinaron, las autoridades le encontraron más de $180 millones entre moneda colombiana, estadounidense y peruana, además de placas falsas de vehículos del país de origen y un carro con una placa falsificada.
Sin embargo, no se descarta que se haya tratado de alguna retaliación por parte de sus enemigos en Perú, puesto que se encontraba prófugo de la justicia desde mayo de este año, cuando las autoridades hicieron un operativo en el que capturaron a su hermano Juan Manuel, conocido como Juancho, en Pataz, ubicada a 896 kilómetros de Lima, en un recorrido que se hace en 19 horas por tierra.
Estamos trabajando en coordinación internacional a través de Ameripol y con Interpol en el intercambio de información de carácter policial y estableciendo qué hacía esta estructura criminal de ciudadanos del Perú aquí en Colombia”, expresó el alto oficial.
¿Quién era Gato Cote?
Josué Oliver Blas Lezama, de 45 años, tenía más de dos décadas de vínculos con organizaciones criminales de Perú y además de liderar a La Gran Alianza, en el pasado también llevó las banderas de una organización llamada Los Pulpos de la Cruz Verde.
Por delitos relacionados con esta estructura criminal lo capturaron en 2015 y purgó una condena de tres años en el penal de Challapalca, en la provincia de Tarata, departamento de Tacna, en los límites con Bolivia.
Cumplió su pena en el 2018 y lejos de abandonar el crimen, volvió a Pataz para unirse a los mineros ilegales en proceso de formalización para posteriormente robarles el mineral extraído y después quedarse de manera violenta con los socavones.
Además de la captura mencionada, alias Gato Cote estuvo en prisión en otras dos oportunidades pagando penas por los delitos de homicidio, sicariato, organización criminal, tenencia ilegal de armas de fuego, municiones, explosivos y hurto de mineral, en delitos cometidos tanto con Los Pulpos de la Cruz Verde como con Los Malditos del Triunfo, otras dos organizaciones criminales que operan en el norte peruano. Era conocido también con los alias de El Viejo, Gato Lezama, Gato Blas, Doctor, Don Cote y Don Gato.
La Gran Alianza fue fundada en 2020. Las operaciones relacionadas con la minería ilegal y las masacres cometidas por la disputa del control de la explotación del oro les dejaron un fortuna estimada de 80 millones de soles ($88.000 millones).
Sus ataques estaban dirigidos a la empresa minera La Poderosa, que extrae el mineral, principalmente de la zona norte de Pataz. Es una de las nueve entidades que tiene título minero legal en esta jurisdicción, una de las más ricas de Perú.
Con el afán de tener el control territorial de los socavones interceptados a esta compañía, el 2 de diciembre pasado se registró una masacre dentro de estas minas, dejando a nueve personas muertas y otras 15 heridas. Por este hecho capturaron a siete personas, entre los que estarían dos venezolanos.
Para el accionar de esta organización criminal, cuentan con el apoyo de sicarios colombianos y venezolanos, a los cuales se conocen en este territorio como Cachaquitos, quienes se encargan de atacar a sus enemigos en una disputa en la que participan seis estructuras criminales.
Además de La Gran Alianza, en la guerra del oro del norte peruano están implicadas las bandas Los Pulpos, Los Ochenta, Los Malditos de Río Seco, El Tren de Aragua, La Gota Norteña, quienes también se disputan el control de las extorsiones, el microtráfico y los homicidios.
¿Qué hacen en Colombia?
La muerte de Gato Cote es la tercera de un cabecilla de una banda internacional, tras las ocurridas con Miguel Ángel Bernal Mota, uno de los líderes de una facción del Tren de Aragua en Perú, y de Junior Alexánder Roldán Paredes, alias Junior o JR, máximo cabecilla de la banda Los Choneros, una de las más peligrosas de Ecuador.
Ante esta situación, algunos expertos del conflicto armado aseguraron que esto se debe a que Medellín se estaría volviendo lugar de paso para estos criminales.
Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), explicó que “esta es una zona muy atractiva para refugiarse, descansar y seguir operando. Esto lo vienen haciendo organizaciones latinoamericanas y hasta europeas, ya que en medio de la rumba dura que hay en la ciudad se pueden hacer muchas negociaciones”.
Además, otro experto en el conflicto transnacional explicó que las estructuras delincuenciales de Ecuador, Perú y Venezuela estarían sirviendo de enlace entre las bandas de Medellín y las europeas para la compra y tráfico de estupefacientes. Los latinoamericanos harían la compra a los productores colombianos y estos se encargarían de la distribución con las organizaciones del viejo continente.
Los asesinatos, como ocurrieron con los tres cabecillas en cuestión, se podrían hacer mediante contratación de las estructuras internacionales a bandas colombianas, quienes se encargarían de la labor del sicariato, sin establecer un vínculo más allá de esta labor.
“Acá está cambiando mucho el mapa criminal y bandas de Países Bajos, Venezuela, Brasil y Ecuador vienen a buscar droga sintética, que se está volviendo una de las fortalezas de los criminales colombianos y como Medellín es un paraíso para las criptomonedas y el turismo sexual, eso permite mover grandes negociaciones”, explicó Quijano.
Sin embargo, las autoridades no han podido establecer plenamente qué tipo de negocios se encontraría haciendo Gato Cote en Guarne y si estaría buscando fortalecer su accionar con la minería ilegal, una de las problemáticas en el departamento, o si estaría incursionando en otras actividades ilegales. Las autoridades aseguraron que le están poniendo el ojo al movimiento criminal transnacional que ha sido más recuerrente en los últimos años en Antioquia.