POR KALEB VILLALOBOS BROCHEL

El Cesar, previo a la pandemia de la Covid-19 atravesaba una crisis económica vista desde varios sectores productivos pero con el transcurrir de los meses una de los áreas dinamizadoras de la economía como lo es la mal llamada economía informal pareciera ser que ha empezado a cobrar territorio y en su justa proporción los sectores comerciales propiamente constituidos.

En la capital del departamento del Cesar, a diario, se comienzan a ver diferentes negocios o a lo que en esta nueva era llaman emprendimientos, entre tiendas de ropa, ventas de comidas y otros que han comenzado hacer parte de nuestro diario vivir. Aunque para sorpresa de la ciudadanía este sector pudiera reflejar un crecimiento exponencial no deja de ser un arma de doble filo puesto que aún se siguen reflejando actos de inseguridad, altas cifras de desempleo concluyendo en desproporción social y falta de oportunidades. Situación que se evidencia en la ciudad como por ejemplo: el robo de aproximadamente 600 millones de pesos en prendas de una joyería en Valledupar, acto seguido el asalto en el mercado municipal

Y aunque en esta oportunidad no hablaré de las posibles alternativas que como amante de los derechos que soy, así como de la capacidad de progreso y oportunidades que debería tener la sociedad en temas ambientales, desarrollo urbano o producción. En esta ocasión despierta en mi la curiosa y agridulce sorpresa del reciente evento económico que se celebró en todo el país donde según autoridades y la Cámara Colombiana de Comercio se superaron las expectativas en ventas de electrodomésticos y otros productos en todo el país.

Y es que el reflejo de las ventas en el primero de los tres días sin IVA debería ser una punta de lanza para el gobierno departamental y los municipales en vincularse al fenómeno que esta atípicamente ocurriendo en la región y fomentar estrategias que permitan dar rostro comercial a los emprendedores o negocios emergentes que existen. 

La receptividad de las grandes cadenas es el espejo de una economía que empieza a recuperarse pero que no deja de tener un sector desproporcionalmente vulnerable y sin la posibilidad de adquirir algún bien en esta estrategia comercial. No se trata de generar empleo e inyectar oxígeno a la economía a través de eventos que se dan esporádicamente, como por ejemplo el Festival de la Leyenda Vallenata que evidentemente dejó sus resultados financieros en la ciudad, se trata de ser consecuentes en la reactivación de sectores como el turismo, gastronomía, cultura y deporte que sirvan de puente para que los cesarenses tengan la posibilidad de ofrecer sus productos y así generar una cadena económica positiva para la región.

La jornada del día sin IVA sin duda alguna dejó unos resultados sorpresivamente satisfactorios pero no está demás decir que ese aceleramiento en las ventas de los microempresarios y empresarios se debe al auge que ha tenido a mi juicio la economía informal generando flujo de dinero pero que sigue sin reflejarse en las estadísticas económicas que lidera el ejecutivo nacional y algunas encuestadoras que sirva para darle formalismo y aterrizar cifras que ayuden a digerir cómo está realmente la economía y hacia dónde apunta.