En el segundo trimestre de 2021, cuando la ciencia y la tecnología ha alcanzado niveles insospechados y el hombre avanza hacia la conquista del espacio, en la zona rural del departamento de Nariño, apenas se sobrevive.
En este lugar de Colombia, donde abunda la agricultura, la ganadería y se abre paso ante los ojos del @NoticieroNacionalDigital una “colcha de retazos”, representada en el verde la naturaleza de los más diversos colores y bajo todos los pisos térmicos, más de 15 mil personas viven el efecto directo e indirecto del Paro Nacional, desde el pasado 28 de abril.
“No contamos con los recursos mínimos para satisfacer las necesidades alimentarias. Nuestra familia vive de la leche y el ganado. Por el obstáculo en la vía hacia Pasto, no hemos podido vender nada”, dice una mujer con lágrimas en los ojos, mientras sostiene en sus brazos a unos de sus nietos.
Lo peor de todo, es que de acuerdo un reciente estudio de salud, los habitantes de esta región sur de Colombia, están presentado serias deficiencias nutricionales, a las que se suma la presencia de la pandemia del coronavirus.
Un grupo de jóvenes, que no están de acuerdo con lo que sucede hoy en el país –marchas que paralizan la economía- recuerdan que se preguntan: ¿cómo mejorar la productividad? ¿Cómo poder ser competitivos? ¿cómo enfrentar la emergencia sanitaria?
“El paro nacional está dejando pobreza, hambre y desempleo. Estamos perdiendo las cosechas. Nadie compra. La plata escasea”, dicen con tono de preocupación. Estamos muy lejos de cumplir un desarrollo sostenible. El campo, se está quedando desolado”, señalan.
Antes de la llegada de la pandemia, en marzo del 2020, en los municipios de Guachucal, Aldana, Samaniego y el Tambo, estaba en marcha un proceso de integración rural y comercial con Ecuador. “Se notaba, que la calidad de vida iba en aumento. Ahora, ese escenario desapareció. Más, con los 11 días de paro. No sé, donde vamos a llegar”, subraya Juan José Albornoz –un agricultor de la zona-
Lo cierto, es que el inicio de un proceso de negociación entre el Gobierno del presidente Iván Duque y el Comité Nacional del Paro en Bogotá, sus habitantes hacen un llamado a los distintos actores, para que se les tenga en cuenta. “Se termine el paro y se siente las bases de darle un nuevo aire al campo, cuya pobreza, engrosa las filas de las estadísticas del DANE
En palabras de María Angela Murillo, en el proceso de negociación del pliego de peticiones, se debe incorporar un capítulo especial a la seguridad alimentaria. “Debe ser un tema de agenda nacional, con enfoque regional diferenciado. Nariño, tiene mucho que aportar. Reclamamos ser escuchados. Estamos secuestrados en nuestras casas y fincas”, manifiesta.
Precisan que la amenaza de violencia no está ausente en la región. “La razón, dice, vemos personas de civil armados. Incluso indígenas. Eso no pasaba nunca. Tenemos mucho temor por que pueda suceder”
El departamento de Nariño, es el principal territorio productor de coca del país. Es un lugar abatido por la pobreza, por años de conflicto armado entre las guerrillas, el narcotráfico los grupos paramilitares. Quizá en ningún otro lugar del continente las necesidades económicas y sociales son tan apremiantes.
En esta parte de Colombia, se hace evidente cómo funciona la economía alimentada por la producción y tráfico de cocaína.
En Nariño, en sus pueblos dependientes de la transformación de la hoja en pasta base, en su puerto conectado con todos los actores criminales locales e internacionales, y en sus ríos que sirven de avenidas no vigiladas a la coca que sale hacia el norte, empieza todo este escenario, es principio y fin del paro nacional. Nosotros, los habitamos esta región del país estamos en medio de un fuego cruzado”, comentan.
“La lógica aritmética parece clara. La coca, además, requiere de un ciclo de producción de entre tres y cuatro meses, mucho menos que cualquier otro cultivo, y, en general, tiene garantizado su acceso al mercado a través de las grandes redes de narcotráfico que operan en el Pacífico colombiano, que llegan al Cauca y el Valle. Esa es la esencia del paro nacional. Esta situación que no sabemos dónde va a parar, hizo visible esta realidad que muy pocos se atreven hablar, pero que todo mundo conoce. Desde el Gobierno, las autoridades locales y las agencias de cooperación internacional”, sentenciaron una decena de habitantes del municipio Olaya Herrera.
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