Bogotá, 30 de Diciembre. A pesar del golpe recibido por la reducción de los precios del petróleo, el aumento de las tasas de interés en los Estados Unidos y el mal momento de nuestros principales socios comerciales, durante 2017 se consiguió que la economía colombiana siguiera adelante.
Durante uno de los momentos más complicados por los que ha pasado el país en materia económica (los ingresos de la Nación por el petróleo pasaron de 24 billones en 2013 a 0 en 2017), se logró aumentar la inversión, reducir el déficit fiscal, manteniendo los beneficios sociales, aumentando la cobertura en la atención a la primera infancia, sosteniendo los subsidios eléctricos, incrementando la seguridad y reduciendo la criminalidad.
Adicionalmente, el país consiguió resultados positivos contra el desempleo: Desde el 2010 hasta hoy se han generado 3 millones y medio de empleos, de los cuales unos 2 millones y medio son empleos formales, con prestaciones y seguridad social, especialmente en las ciudades intermedias.
Pero quizás el mayor logro de este gobierno es que, a pesar de enfrentar un período con tantas dificultades, se redujo la pobreza. En 2010, el 30% de la población colombiana estaba por debajo de la línea de pobreza multidimensional, que considera no solo el ingreso, sino también el cuidado y alimentación de los menores, el acceso a salud, a educación, a una vivienda y servicios públicos y la calidad de la situación laboral. Hoy, el 17% permanece en esa situación; es decir, 5 millones de colombianos dejaron de ser pobres.
¿Cómo se logró? Con lo que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, llama Austeridad Inteligente.
¿Esto qué significa? Recortar donde se pueda sin afectar los esfuerzos que benefician a los más vulnerables. Reducir el gasto, especialmente en gastos generales, y tratar de incrementar los ingresos. Se tomaron decisiones difíciles y, en muchos casos, impopulares, pero necesarias y responsables: subir la tasa de interés, para corregir la inflación; administrar una devaluación que llegó al 70% y aumentar el IVA (sin afectar los artículos básicos de la canasta familiar) para poder mantener programas tan importantes para el país como Familias en acción, el plan de alimentación escolar o los servicios de salud del Régimen Subsidiado.
Desde el ministerio se tiene claro que el aumento en el IVA afectó los bolsillos de los colombianos, pero no hay lugar a equívocos: si no se hubiera incrementado el ingreso por IVA, Colombia se hubiera visto enfrentada a una verdadera crisis social.
Igualmente, en el esfuerzo por obtener nuevos recursos, no se agotó la fórmula en la generación de ingresos mediante el aumento de los impuestos. La reforma tributaria le dio al país, además, más herramientas para enfrentar la evasión, que hoy es un delito y se paga con cárcel.
Adicionalmente, en pleno ajuste fiscal, Colombia tomó la decisión de ser un país distinto. Después de muchos años de invertir la mayor parte de sus recursos en la seguridad y la defensa, hoy hablamos de un país que dedica sus mayores esfuerzos presupuestales a la educación, y que está dispuesto a invertir $130 billones, durante los próximos 15 años, en la consolidación de la paz.
Este año, a pesar de todas las restricciones fiscales, se destinaron $1,8 billones y, para el próximo se tienen presupuestados $2,4 billones. Se cambió el Sistema General de Regalías (SGR) con el fin de que, cada año, el 7% de las regalías (unos $600 mil millones) se destinen a construir la paz y se tomaron unos recursos que no se habían utilizado del Fondo de Ciencia y Tecnología (1,4 billones) con el mismo propósito; además de crear incentivos para que, entre otras cosas, los inversionistas ayuden a crear empresa en las Zomac- Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado (344 municipios de Colombia).
Finalmente, como las crisis siempre deben convertirse en oportunidades, este mal momento, del que estamos saliendo, nos permitió comenzar a construir una nueva economía, menos dependiente del petróleo. Hemos firmado tratados de libre comercio gracias a los cuales hoy Colombia tiene un mercado de más de 1.500 millones de personas y las exportaciones no tradicionales ha ido creciendo (14,3% en el tercer trimestre de 2017).
No ha sido una temporada fácil, pero logramos evitar la recesión y hoy volvimos a crecer a niveles del 2%. El Gobierno confía en que este año el país terminará con un crecimiento alrededor al 1,8 % y 3% en el 2018. Pasó lo peor, Colombia ha comenzado a recuperarse. Nuestra economía está anclada sobre bases sólidas que se han reforzado con decisiones difíciles pero necesarios y los resultados se están viendo