La escena ocurrió en la isla de Puna, en Ecuador
De entre todos los mamíferos, las ballenas son de las especies más fascinantes; entre ellas se encuentra el animal más grande del mundo y su gracia puede asombrar a cualquiera. Pero a veces también requieren nuestra ayuda, como se demostró en la isla de Puna, en Ecuador, donde una ballena fue rescatada con la ayuda de decenas de voluntarios que la ayudaron a volver al mar.
La isla de Puna es parte de la región de Guayaquil; sus costas dan al oceáno Pacífico por donde pasan las ballenas que migran de un hemisferio a otro. En esas aguas son posibles los avistamientos de cetáceos. Sin embargo, como quedó demostrado el 4 de septiembre, también es posible que las ballenas queden varadas.
Ese viernes, pobladores de Puna descubrieron una ballena jorobada que estaba varada en la playa. De inmediato, la gente se organizó para rescatar al animal y que volviera al mar.
Por más de 7 horas trabajaron 37 personas, entre funcionarios, marinos y demás voluntarios. Hicieron falta embarcaciones, cuerda y mucha fuerza, eso sin contar con el favor de la marea alta; la labor fue titánica pero llegó a buen término.
En las imágenes del rescate, se aprecia primero cómo los voluntarios empujan con toda su fuerza, mientras las embarcaciones arrastran hacia el mar al cetáceo en apuros. Todos celebran cuando la ballena jorobada logra dar los primeros coletazos en aguas más profundas, lejos del peligro en que estaba.
La alaldía de Guayaquil describió esta proeza en los siguientes términos:
“La empresa Guayatuna contribuyó con redes de pesca y un cabo para crear una especie de cama y remolcar a la ballena, que debido a su peso era impulsada por la embarcación. En este escenario, la coordinación y participación de biólogos municipales y del Ministerio de Ambiente, más el apoyo de los comuneros, fue esencial para realizar un canal de agua, de manera manual, a fin de abrir un camino entre el mar y la superficie de arena, para que la ballena sea reinsertada al mar nuevamente.”