Un crimen reciente reaviva el debate y las protestas por los ataques a la libertad de expresión
El crimen del periodista Humberto Andrés Coronel Godoy, quien el martes fue asesinado a tiros, reavivó el debate por los ataques a la libertad de expresión registrados en Paraguay y que ya han dejado un saldo de 20 trabajadores de medios ejecutados desde el regreso de la democracia (1989).
Coronel Godoy, de 33 años, había denunciado amenazas desde julio pasado. El martes, al salir de la radio en la que trabajaba, fue interceptado por un sicario que llegó en una motocicleta y lo baleó.
Los hechos ocurrieron en el distrito de Amambay, ubicado en la frontera con Brasil, y en donde hay una fuerte presencia de organizaciones criminales de ambos países.
De hecho, en este distrito han sido acribillados nueve de los 20 periodistas asesinados en las últimas tres décadas en todo el país. Del total de las víctimas, tres son mujeres.
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#Internacionales | Medios de Paraguay informaron sobre el asesinato del periodista Humberto Andrés Coronel Godoy, de 33 años, quien había recibido amenazas de muerte y posteriormente fue acribillado a balazos desde una motocicleta
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El Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) repudió el crimen y exigió una investigación “pronta, exhaustiva e imparcial” tanto de este caso como el de los otros colegas que han sido asesinados en las últimas tres décadas.
Los trabajadores de prensa también anunciaron que este miércoles realizarán una movilización hacia el Ministerio del Interior para denunciar la falta de mecanismos de protección estatal que garanticen su trabajo.
Por el contrario, son comunes las amenazas, la persecución y el hostigamiento por parte no solo de organizaciones paraguayas y brasileñas, sino también de las propias fuerzas de seguridad y otras autoridades.
El primer periodista asesinado en democracia en Paraguay fue Santiago Leguizamón, quien el 24 de abril de 1991 fue ejecutado a tiros. Esta ha sido la misma modalidad del resto de los crímenes.
Seis años más tarde, fue el turno del locutor Calixto Mendoza. En el año 2000, la víctima fue Benito Román Jara. Un año después, Salvador Medina. Entre 2002 y 2011 mataron a Yamila Cantero, Samuel Román, Angela Acosta, Tito Palma, Martín Ocampo y Mercado Romeros.
En 2013, por primera vez hubo dos víctimas en un solo año: Marcelino Vázquez y Carlos M. Artaza. Pero el periodo más sangriento fue 2014, ya que asesinaron a cuatro periodistas: Fausto Gabriel Alcaráz, Edgar Paulo Fernández, Pablo Medina y Antonia Maribel Almada.
Del 2015 al 2020, ejecutaron a Gerardo Servían, Eduardo González y Leo Veras. Y ahora la conmoción revive con Humberto Andrés Coronel Godoy.
Todos ellos trabajaban como fotógrafos, locutores, reporteros de radio y medios escritos o corresponsales de medios nacionales.
Así lo especifica el Informe ‘La seguridad de los periodistas en Paraguay. Marco Jurídico, desafíos y compromisos’, publicado por la Unesco y otras instituciones, y que detalla las violencias que enfrentan las y los trabajadores de prensa de ese país.
“Queda claro que las agresiones y crímenes contra un comunicador/a representan un atentado contra la libertad de expresión en tres dimensiones: contra el periodista afectado, contra sus compañeros y colegas que se ven amenazados, y contra la comunidad que ve afectado su derecho a recibir información”, señala el documento.
Por ello, agrega, los crímenes contra periodistas son también un atentado contra la construcción de una sociedad democrática basada en pilares como la libertad de expresión y el ejercicio libre del periodismo.
Impunidad
El informe advierte que la inmensa mayoría de los crímenes contra periodistas no se ha resuelto y tienen como denominador común la falta de información a familiares y al gremio.
De hecho, solo tres investigaciones han culminado con sentencias contra los autores materiales. De ellas, apenas en un caso se condenó al autor intelectual.
Uno es el crimen del redactor Salvador Medina Velázquez, ocurrido el 5 de enero de 2011, después de que investigara el tráfico de madera. Su asesino, Milciades Maylin, fue condenado a 25 años de cárcel.
El 6 de febrero de 2013, el locutor Marcelino Vázquez fue ejecutado. Tiempo después, Edgar Giménez Duarte fue condenado a 18 años de prisión por ser autor material del crimen pero, de manera inédita, varias de las pruebas que se presentaron durante el juicio no fueron plasmadas en el acta de la sentencia, por lo que el proceso se anuló. Tres años más tarde, en un nuevo juicio, el sicario recibió una pena de 12 años de cárcel.
Otro de los procesos investigó el asesinato de Pablo Medina y Antonia Almada, corresponsales del diario ABC en el departamento de Curuguaty que el 16 de octubre de 2014 fueron emboscados en un camino vecinal.
El proceso penal concluyó con la condena de Wilmar Acosta, exintendente de Ypehú, sentenciado a 39 años de prisión como autor intelectual e instigador del asesinato de los periodistas; y de Arnaldo Cabrera, por el delito de omisión de dar aviso sobre el asesinato. Otro sospechoso está en juicio en Brasil.