¿Qué tan viable es la idea de una renta básica universal para América Latina? ¿En qué medida sería una solución tras la pandemia? La propuesta recobra impulso en la región.

La propuesta es que cada persona reciba con regularidad una suma de dinero por parte del Estado. Sin contraprestación alguna, por el solo hecho de existir. Se trata de una renta básica universal.

Impulsores y detractores no faltan. Pero lo cierto es que, a la par de la pandemia, la iniciativa ha cobrado renovado impulso. Especialmente en América Latina, región con el triste récord de ser la más desigual del planeta.

«La pandemia dejó en claro, a los ojos de toda la población, lo que muchos investigadores ya sabían: que hay un enorme contingente de latinoamericanos que viven en una situación de inseguridad económica, sobre todo por las relaciones laborales muy frágiles o precarias”, sostiene Fabio Waltenberg, profesor asociado de la Universidad Federal Fluminense, en diálogo con DW.

Ventajas que traería su implementación

Así, de implementarse la medida, «el aspecto más importante sería la seguridad económica que brindaría, en particular por sus características de regularidad e incondicionalidad”, agrega el también investigador del Centro de Estudios sobre Desigualdad y Desarrollo de Brasil.

En el mismo sentido se expresa ante DW la integrante de la Red Chilena de Ingreso Básico Universal Gabriela Cabaña: «Tenemos que darnos cuenta del enorme costo humano, económico y social que estamos pagando al permitir que la precariedad se haya convertido en la norma para la gran mayoría de Latinoamérica”.

«Una renta básica universal es una primera piedra para construir un mañana mejor que cambie eso”, completa la experta.

Un contrato de igualdad radical

En definitiva, en relación a los beneficios que supondría la implementación de la medida, existe un consenso en relación a que excederían el ámbito puramente económico.

Representaría «un contrato de igualdad radical, ya que todos los individuos recibirían algo de idéntico valor y libre de condicionamientos, sin discriminación de color, estatus, clase social, sexo, religión ni edad”, puntualiza la economista y profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro Lena Lavinas, consultada por DW.

Lena Lavinas, economista y profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro

De esta manera, en América Latina «existiría por primera vez un denominador común a todos los ciudadanos. Y eso no es poco”, afirma la especialista brasileña, una de las expertas más reconocidas del continente en la temática.

«Creo que tendría un impacto sin precedentes en las mentalidades y en la consolidación de nuevas formas de ciudadanía”, evalúa Lavinas.

Así también lo ve el filósofo y cientista político Nelson Villarreal, quien afirma en diálogo con DW: «De la misma forma en que se asumió la ciudadanía política, es momento de reconocer y garantizar la ciudadanía económica básica a todas las personas”.

Nelson Villarreal.

«Esto supondrá ampliar la democracia”, asegura el también integrante de la Red Temática de Renta Básica Universal de la Universidad de la República de Uruguay.

Ahora bien, bondades aparte, uno de los principales interrogantes – cuando no crítica abierta-, es la viabilidad de la propuesta. Muy particularmente, en cuanto a su posibilidad de financiamiento.

En términos generales, los defensores de la herramienta consignan que no se trata de aumentar el gasto sino más bien de cambiarlo, de readjudicarlo según nuevas prioridades.

Fabio Waltenberg.

Concretamente: «Para financiar una renta básica se requiere redistribución de la renta. Necesitamos gravar a los más ricos más de lo que lo hacemos hoy”, explica Waltenberg. «Ya se sabe que los países latinoamericanos gravan poco y mal a los ricos”, contextualiza.

Así, una importante masa de recursos provendría de la evasión y elusión fiscal existente (cifra que la CEPAL ha estimado en el 6 % del PBI para América Latina y el Caribe).

Y tampoco se trataría de que el Estado «gaste más de lo que tiene”. 

«Apuntar dificultades y alegar la imposibilidad de hacer cualquier cosa en nombre de la ‘responsabilidad fiscal’ ha sido el mantra del poder neoliberal de los últimos 40 años. Por tanto, el falso argumento precede al debate sobre la renta básica”, desestima Lavinas.

Asimismo, existe la posibilidad de financiamiento de la herramienta con recursos propios, como en el caso del Municipio de Maricá, cercano a Río de Janeiro, en el que la propuesta ha sido implementada con éxito con los medios provenientes de la exploración petrolera.

Más allá de las características puntuales que la propuesta pueda adoptar en cada lugar, sus impulsores no dudan de su eficacia ni de su pertinencia en el actual contexto.

Por sobre los escepticismos: «Me parece interesante pensar que lo que parece imposible o utópico hoy, puede volverse natural con el tiempo”, indica el profesor Waltenberg. Y agrega: «Hay mucha gente pensando en el tema en toda América Latina. Podemos esperar que, en términos de ideas, habrá mucho progreso”. «Y avanzar en términos de ideas es un requisito previo para avanzar en términos de políticas”, concluye esperanzado.