Científicos evaluaron un inoculante en parche desarrollado por la Universidad de Texas con buenos resultados. También en la India ya se autorizó otra vacuna que no implica el pinchazo.
La enfermedad COVID-19 ya afectó a más de 246 millones de personas y provocó la muerte a más de 4,9 millones. La primera generación de vacunas contra el COVID-19 ya llegó con una dosis a la mitad de la humanidad. Mientras tanto, se desarrolla otra generación de inoculantes, y la vacunación sin agujas podría ser pronto una realidad: se evitarán los pinchazos y las dosis serían más fáciles de distribuir y almacenar en los vacunatorios.
Un equipo de científicos de la Universidad de Queensland, en Australia, y de instituciones del Reino Unido, Francia, Japón, Eslovenia, China y Singapur han conseguido proteger a ratones contra el coronavirus al administrarles de una candidata vacunal desarrollada en Estados Unidos con un parche y publicaron los resultados en la revista Science Advances. En la India, también hay investigadores que desarrollaron otra vacuna que no requiere el uso de agujas y fue autorizada en agosto por la autoridad sanitaria.
Por lo general, el desarrollo de vacunas suele requerir años de investigación y pruebas antes de llegar a la clínica. Pero el COVID-19 cambió el ritmo. En 2020 los científicos se embarcaron en una carrera para producir vacunas seguras y eficaces contra el coronavirus en un tiempo récord. Ya hay 8 vacunas autorizadas en el mundo que forman parte de la primera generación de inoculantes contra el coronavirus.
Además, hoy investigadores están probando 105 vacunas en ensayos clínicos en humanos, y 41 han llegado a las fases finales de las pruebas. Más de 75 vacunas preclínicas se están investigando activamente en animales. Dentro de la segunda generación de vacunas, están los inoculantes sin agujas.
Uno de los desarrollos se informó a través del estudio que publicaron en Science Advances los científicos de Australia y otros países. Evaluaron a la candidata vacunal Hexapro de la Universidad de Texas, que es administrada mediante el parche de micromatriz de alta densidad desarrollado por la Universidad de Queensland y comercializado por la empresa Vaxxas. Demostraron que la candidata vacunal sin agujas proporcionó protección contra la enfermedad de COVID-19 con un único “clic” indoloro de un aplicador de bolsillo.
Uno de los investigadores que realizó el trabajo publicado en Science Advances fue el doctor David Muller, de la Facultad de Química y Biociencias Moleculares de la universidad australiana. Contó que el parche de la vacuna produjo fuertes respuestas inmunitarias que se mostraron eficaces cuando los ratones fueron expuestos al coronavirus.
“Cuando la vacuna Hexapro se administra a través del aplicador HD-MAP -en lugar de una aguja- produce respuestas inmunitarias mejores y más rápidas”, dijo Muller. También neutraliza múltiples variantes, incluidas las del Reino Unido y Sudáfrica. “Es mucho más fácil de usar que una aguja: basta con hacer un clic en el aplicador sobre la piel y 5.000 proyecciones microscópicas introducen la vacuna en la piel de forma casi imperceptible”.
Para escalar la producción de la vacuna y facilitar el acceso a la comunidad, aún hay procesos pendientes. El doctor Muller explicó que el equipo de la universidad, junto con la empresa Vaxxas, esperaba llevar la tecnología al mundo y está buscando oportunidades de financiación para acelerar los ensayos clínicos lo antes posible. En este momento de la pandemia, sólo 3,7% de la población de los países de bajos ingresos han recibido una dosis de la vacuna, según el registro de OurWorldInData.
“Hexapro, suministrada por el parche de micromatriz de alta densidad, podría ayudar de forma espectacular al esfuerzo de implantación de vacunas a nivel mundial, sobre todo para miles de millones de personas vulnerables en países de ingresos bajos y medios”, afirmó el investigador.
“Hemos demostrado que esta vacuna, cuando se recubre en seco en un parche, es estable durante al menos 30 días a 25 grados centígrados y una semana a 40 grados, por lo que no tiene los requisitos de cadena de frío de algunas de las opciones actuales”, agregó.
En tanto, el presidente y director general de la empresa Vaxxas, David Hoey, dijo que estaba muy entusiasmado con los resultados. “Estos resultados son extremadamente claros: la vacunación mediante HD-MAP produce respuestas inmunitarias mucho más fuertes y protectoras contra el COVID-19 en sistemas modelo que a través de una aguja o una jeringa”, dijo.
“Agradecemos y reconocemos a nuestros increíbles colaboradores de investigación en la UQ por estos importantes hallazgos. La perspectiva de disponer de una vacuna de dosis única, que podría distribuirse fácilmente y autoadministrarse, mejoraría enormemente la capacidad de vacunación pandémica mundial”.
En tanto, en la India, otra vacuna Covid-19 sin agujas fue desarrollada por una empresa farmacéutica local, Zydus Cadila. Se llama ZyCoV-D, utiliza una tecnología basada en el ADN que utiliza el código genético de ciertas proteínas virales para entrenar de forma similar al sistema inmunitario. Fue la primera vacuna contra el Covid-19 de este tipo que obtuvo la autorización de una agencia sanitaria gubernamental.
También es la primera vacuna que recibe autorización en la India para los adolescentes de entre 12 y 18 años. “Estamos especialmente contentos de que nuestra vacuna contribuya a esta lucha contra el Covid-19 y permita al país vacunar a una mayor población, especialmente en el grupo de edad de 12 a 18 años”, dijo Pankaj Patel, presidente de Cadila Healthcare Ltd. en un comunicado de prensa.
La empresa había solicitado la autorización el pasado 1 de julio, basándose en sus datos, que mostraban una eficacia del 66,6% para los casos sintomáticos de Covid. También dijeron que las vacunas sin aguja funcionaban contra la variante Delta.
La vacuna de la India se administra por vía intradérmica durante un periodo de 56 días. Utiliza un sistema sin agujas llamado Tropis, desarrollado por una empresa de Colorado llamada Pharma Jet. Su tecnología utiliza un chorro de líquido de alta velocidad que penetra en la piel para administrar la vacuna.