Por JOSE OMAR SILVA TORRES

 La verdad es que los cambios, que se nos avecinan son dramáticos, sin precedentes. Cambios el nivel de vida de las personas, cambios, drásticos, cambios socioeconómicos, cambios incluso a nivel cultural y de costumbres.

Cada ser humano individualmente debe tomar conciencia de la complejidad y gravedad de la situación para ir buscando su propio sendero de soluciones. Este resultó ser un tema para el cual ningún modelo económico, ni político, está preparado ni capacitado para resolverlo. Igualmente ningún líder político ni social tiene la fórmula mágica para resolverlo.

Hoy, en todo el mundo, el estado mismo está puesto contra la pared, porque lo ha desbordado, tanto en sus capacidades económicas como operativas y sobre todo en su capacidad de liderazgo para orientar a la sociedad en general y al ciudadano en particular, quien en muchos casos, hoy, no sabe que camino debe seguir para reordenar tanto sus quehaceres paralizados, como sus finanzas fuertemente golpeadas.

Especialmente las personas de menores recursos que hasta ahora están entendiendo que ningún estado del mundo está en la capacidad de sostener indefinidamente a las personas o las familias.

Es la hora de entender que, como siempre, el hombre, el ser humano, el individuo es el único responsable de su vida y de su suerte.