Alemania quiere despojar sus leyes y reglamentos de los últimos vestigios del nazismo, más de 75 años después del final de la Segunda Guerra Mundial.
Todavía hay 29 textos legales o reglamentarios que datan del régimen de Adolf Hitler (1933-1945) y no se han eliminado, lamenta Felix Klein, el responsable del gobierno de Angela Merkel para combatir el antisemitismo.
Y eso que algunos de estos textos tienen “un trasfondo antisemita muy claro”, afirma a la AFP.
Con el respaldo de varios partidos de la cámara baja del Parlamento (Bundestag), Klein quiere hacer borrón y cuenta nueva, si fuera posible antes del final de la legislatura en septiembre. El ministro del Interior, Horst Seehofer, es favorable a ello.
“Reich alemán”
Queda por zanjar el tema de si conviene adoptar una ley única para reformar todos los textos a la vez o abordarlos uno por uno.
El caso más emblemático es la ley de cambio de nombres y apellidos.
Promulgada en enero de 1938, esta ley allanó el camino para un decreto del ministro de Interior nazi Wilhelm Frick que obligaba a partir del 1 de enero de 1939 a “hombres y mujeres judíos a añadir respectivamente los nombres de Israel y Sara a sus nombres” oficiales, recuerda Klein.
Una escultura en relieve de la personificación alegórica de la Dama de la Justicia, con los ojos vendados, en el tribunal penal de Moabit, cerca de la prisión, en Berlín el 22 de junio de 2015© AFP/Archivos Adam Berry
Esta “‘ley sobre el cambio de apellidos y nombres’ fue de capital importancia para la exclusión y privación de derechos de los judíos”, recuerda Thorsten Frei, vicepresidente del grupo conservador CDU-CSU en el Bundestag.
La ordenanza fue derogada por los Aliados después de la Segunda Guerra Mundial. Pero el texto de 1938, despojado de su dimensión antisemita, se convirtió en 1954, por decisión administrativa, en una ley federal.
Esta ley, que en su versión actual define los criterios para cambiar de nombre, “todavía está escrita como si el Reich aún existiera”, lamenta Klein. Se usan términos como “Reich alemán”, “gobierno del Reich” o “ministro del Interior del Reich”.
“Es absolutamente inaceptable que el lenguaje nazi continúe dando forma a nuestra ley federal en 2021”, declara a la AFP Helge Lindh, jefe del grupo socialdemócrata en la comisión del Interior del Bundestag.
“Ya era hora de enviar una señal clara mediante esta forma de desnazificación tardía”, estima, y afirma que “esta confrontación con el legado del régimen nazi muestra claramente cómo el sistema jurídico alemán se ha utilizado permanentemente entre 1933 y 1945 como órgano de los nazis”.
Esta limpieza también debería permitir, según Lindh, que la ley se aplique a todos los ciudadanos extranjeros que viven en Alemania, no solo a los alemanes.
Tabúes
La ley de cambio de nombre es la más emblemática, pero hay al menos otros 28 textos que datan de la época nazi y posiblemente hasta 40, según Lindh.
Un grupo de personas observa una instalación llamada #everynamecounts que proyecta los nombres de las víctimas del régimen nazi en la embajada de Francia en Berlín el 21 de enero de 2021© AFP Odd Andersen
“Otras leyes y reglamentos tratan cuestiones muy técnicas, como la ordenanza sobre la administración del Elba en la región de Hamburgo”, explica Frei.
La ley sobre los profesionales de la salud no médicos, que regula parte de la práctica médica, data de 1939. Una ordenanza sobre los casinos se aplica desde 1938. La normativa de asistencia legal recíproca entre Alemania y Grecia es una reliquia de mayo de 1938.
Alemania ya ha derogado leyes de la era nazi, como en 1994 la criminalización de las relaciones homosexuales o, en 2019, un texto que prohíbe a los médicos anunciar que practican abortos.
Aunque se adoptó cuatro años después de la capitulación del 8 de mayo de 1945, la Ley Fundamental, pilar de la Alemania democrática, también es objeto de críticas desde hace años, sobre todo de la izquierda.
Sus detractores piden la revisión del artículo 3 de la Constitución en el que aparece el término “raza”. En 2020 Angela Merkel se declaró abierta a esta idea.
Irónicamente, el movimiento de extrema derecha lleva a cabo el proceso inverso, con la reincorporación de términos que durante mucho tiempo fueron tabúes, salidos directamente de la era nazi.
Las manifestaciones antiinmigrantes o antimascarillas retoman el término de “traidores a la patria” (Volksverräter en alemán), popularizado por Hitler.
La “prensa mentirosa”, estigmatizada por los nazis, también es blanco de insultos en estas protestas.