Cuando el país entra en la recta final de las elecciones presidenciales de mayo del 2022, la revista le dedica un duro editorial al líder de la Colombia Humana.
Precisamente en el punto de partida de esa recta final para que los colombianos elijan quién va a remplazar a Iván Duque, el país enfrenta una de sus peores crisis, no tanto por el paro nacional que convocaron diferentes sectores sociales y sindicales con aspiraciones legítimas, sino por los actos de violencia, vandalismo y bloqueos que no han podido ser controlados por las autoridades, y en los cuales participan grupos criminales organizados como lo han denunciado las autioridades
Lo grave es que, para Semana, el principal impulsor de ese caos es el senador y líder de la Colombia Humana Gustavo Petro, . Para señalarlo, la revista emplea tres estrategias válidas en el ejercicio del periodismo: sienta su opinión en un editorial (poco frecuente en este tipo de publicaciones), lo convierte en la apertura de su edición semanal y lo ilustra con una imagen del rostro de Petro, inexpresivo.
Pero esa imagen está distorsionada de tal forma que impresiona: media cara de Petro resulta prácticamente desfigurada, monstruosa, porque en ella subyace una escena de disturbios en la cual se destaca un vándalo encapuchado. El título de la portada es ‘Petro ¡Basta ya!’. Detrás de este conjunto (encima del cual se anuncia el artículo ‘Colombia, al borde de la quiebra’) algo arde en llamas en medio de la oscuridad.
La tradición y prestigio de la revista le dan una fuerza poderosa al mensaje de la imagen que constituye su portada. Abrir con un editorial conlleva un fuerte correlato o subdiscurso que impacta con fuerza en el subconsciente del lector, pues se está privilegiando la expresión de una opinión. Esa es una de las razones por las que la portada de Semana es tendencia este sábado, un día antes de que circule su edición impresa.
En todo caso, se trata de un hecho disruptivo en la medida en que en Colombia los más importantes medios de comunicación hacen esfuerzos por abordar el tema del paro y de Petro con escrupuloso cuidado, tratando de alinearse con la idea de objetividad y equilibrio informativo, por la cual, incluso, han abierto sus canales a todo tipo de expresiones, entre las cuales se cuelan a veces las panfletarias.
De otro lado, el mensaje del texto, un artículo de más de 2.000 palabras, con las posibilidades que da en las democracias la libertad de opinar, se construye con base en dos pilares sobre los cuales se teje la argumentación: una encuesta que hizo el Centro Nacional de Consultoría para la revista y un análisis de la manera como Petro se comunica a través de las redes.
Ese sondeo, y es lo primero que señala la revista, muestra que Petro es el candidato favorito, “pero al mismo tiempo, es el político al que la mayoría de los colombianos (30 por ciento) identifica como el promotor del paro”. Según Semana, la encuesta encontró también que “por lo menos, el 52 por ciento de los encuestados considera que su desempeño [el de Petro] ha sido negativo, y solo el 37 por ciento lo aplaude y dice que ha sido positivo”.
Semana dice que lo que hace Gustavo Petro es “encender más el odio”
Después de esos datos iniciales, la revista pasa a analizar “con cabeza fría” el comportamiento de Petro, para lo cual revisa sus pronunciamientos en redes sociales, y ahí sustenta sus opiniones sobre Petro, de quien dice que, “a simple vista, todo lo que ha dicho […] es claramente una exageración o una mentira“. Además, asegura que en el ambiente que vive el país, las palabras del senador “se convierten en gasolina, y lo único que hacen es encender más el odio en momentos en que los colombianos exigen grandeza y sensatez de parte de sus líderes políticos […]”.
“Petro se equivoca y está jugando, literalmente, con fuego”, agrega la revista, y le advierte que “lo que hoy puede hacerlo popular mañana podría pasarle una costosa factura en términos políticos y dejarlo sin opciones en las presidenciales”. También le advierte que “a medida que el paro se extienda y la violencia se agudiza, muchas miradas apuntarán hacia él, sin importar si ha dado órdenes o no, pues es indiscutible que es la cara política más visible de las protestas”.
Con base en el análisis que hace de las redes sociales de Petro, Semana afirma que el senador “lo único que ha hecho es seguir apoyando el paro, y sus mensajes son cada vez más radicales. […] Es difícil creer que él no está detrás de una gran estrategia en medio de las movilizaciones, pues los congresistas afines a su causa política, y no solo de la Colombia Humana, han estado en la primera línea”.
En ese punto, la publicación les dedica unas líneas a políticos afines a Petro, como Gustavo Bolívar, considerado alfil de Petro, “y uno de los más interesados en que él llegue a la presidencia”, de quien sostiene que “también suele acudir al populismo y la demagogia pidiendo la renuncia del presidente Duque, pese a que fue elegido en democracia, y ha caído en el colmo del absurdo al acusarlo, de manera calumniosa, de ser un ‘triste asesino’”.
Para Semana, lo que más “ha marcado negativamente” a Petro durante el paro nacional ha sido el hecho de que “ha sido incapaz de rechazar, de manera contundente y decidida, los bloqueos, el vandalismo y el terrorismo urbano, así como la infiltración de las disidencias de las Farc y el ELN”. El comité de paro tambien elude responder cuando le preguntan por bloqueos
“Tampoco ha sido capaz de condenar el asesinato a puñaladas de un capitán de la Policía en Soacha, a manos de vándalos, y toda la violencia contra centenares de policías heridos”, recrimina la revista. “No se le escuchó una sola palabra el día en que una multitud intentó quemar vivos a 15 uniformados en un CAI en Bogotá. Petro solamente se ha empeñado en mostrar una cara de la moneda, la que él considera que le favorece políticamente […]”.
Y cierra su extenso editorial con una suerte de admonición: “Si Petro quería disminuir el miedo que sigue suscitando en algunos sectores, lo que ha hecho en medio de las protestas es todo lo contrario: aumentarlo. Hoy sigue enarbolando la bandera de la división, el odio y la lucha de clases. Y algunos que lo empezaban a ver como una alternativa podrían tomar distancia y mirar hacia otras candidaturas. Petro, al final, ganará algunos réditos por lo bueno que deje el paro, pero sin duda pagará políticamente por lo malo y lo feo de unas protestas y bloqueos que aún no terminan”.
Fuente Pulzo y Semana