Luego de la reunión del Presidentes Santos y el enviado de la Unión Europea para el proceso de paz, Eamon Gilmore, el primer mandatario colombiano ratificó la fecha que había dado como la definitiva para los acuerdos de la Habana, 23 de marzo, de acuerdo con lo conversado en septiembre con el líder guerrillero Timochenko.

De acuerdo con el Presidente, “la fecha del 23 de marzo, que acordamos con el comandante de las Farc, es una fecha límite que podríamos firmar antes” y resaltó que precisamente agilizar es su objetivo principal, “vamos a hacer todo lo posible para firmar antes (…), estamos acelerando esas negociaciones para poder silenciar los fusiles definitivamente lo más pronto posible”. Por este motivo, dio instrucciones a su equipo para acelerar el proceso, teniendo en cuenta, que de acuerdo con Presidencia faltan muy pocos puntos.

Esto fue claramente una respuesta a las declaraciones de las FARC, la cual afirmó que el tiempo de los 6 meses no había empezado a correr y que, por lo tanto, el 23 de marzo no era una fecha establecida (ver Panorama complejo para el proceso de paz).

Así mismo, el Presidente trató otro tema que las FARC habían rechazado, el plebiscito como mecanismo de refrendación popular de los acuerdos de la Habana (ver Tildando el plebiscito de “iniciativa extraña y exótica”, FARC lo rechazan). De acuerdo con el mandatario, “Consideramos que el procedimiento más adecuado y conveniente es el de un plebiscito como el que se está discutiendo en el Congreso y todo eso también está amarrado a la parte internacional”.

Lo anterior bajo el contexto de la visita de Gilmore hace evidente la presión internacional por cumplir con los acuerdos y la fecha de firma de estos, particularmente después de haber anunciado esto en Naciones Unidas (ver Santos en la ONU: en menos de seis meses repicarán las campanas de la Paz.)