Salah al Arouri, vicepresidente del buró político de Hamás y fundador de su ala militar, murió este martes en una explosión en el sur de Beirut, la capital de Líbano, según confirmó el grupo militante palestino.
La explosión, en la que murieron otras cinco personas, ocurrió en el barrio de Dahiyeh.
Hamás, el grupo que controla la Franja de Gaza, tiene estrechos vínculos con Hezbolá, un grupo militante libanés respaldado por Irán con una fuerte presencia en el vecindario en el que ocurrió la explosión.
Salah al Arouri, de 57 años, era vicepresidente del buró político de Hamás y comandante fundador de las Brigadas al Qassam, el ala militar del grupo.
Estuvo involucrado en un acuerdo por el que más de 1.000 prisioneros palestinos fueron liberados a cambio de un soldado israelí en 2006.
Al Arouri se unió a Hamás en 1987, dirigió el movimiento estudiantil islámico y ayudó a establecer la presencia militar del grupo en Cisjordania.
Riesgos para Israel
Análisis de Paul Adams, corresponsal de Diplomacia de la BBC
A primera vista, no hay duda de que Israel fue responsable del asesinato de Saleh al Arouri.
La frase de «quien haya hecho esto», usada por el asesor gubernamental Mark Regev en una entrevista con MSNBC, fue redundante.
Su insistencia en que «esto no fue un ataque contra el Estado libanés» deja claro que Israel está ansioso por persuadir al mundo -y especialmente a las autoridades de Beirut- de que la operación fue parte central de la disputa de Israel con Hamás, y no parte de una interferencia más amplia en los asuntos internos de Líbano.
El embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, prescindió por completo de las segundas intenciones y felicitó al ejército y a los servicios de inteligencia israelíes por su papel.
Pero si bien Israel tenía un objetivo muy específico en la mira, matar a un alto funcionario de Hamás en la capital libanesa, claramente conlleva riesgos.
El hecho de que el asesinato se haya llevado a cabo en Dahiyeh, el bastión de Hezbolá, puede ser difícil de ignorar para la poderosa milicia chiita.
En agosto, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, advirtió sobre una «reacción severa» ante cualquier ataque mortal israelí llevado a cabo en territorio libanés.
Hezbolá y el ejército israelí han estado intercambiando disparos a lo largo de la frontera norte de Israel durante meses, pero las escaramuzas -aunque ocasionalmente mortales- han sido en general limitadas.
Nasrallah llamó a la guerra en Gaza una «batalla puramente palestina» en un discurso en noviembre, pero el asesinato de un invitado palestino importante en su propio patio trasero significa que es probable que se produzca algún tipo de reacción, en alguna parte.
Apuntan a Israel
El ejército israelí le dijo a la BBC que no hará comentarios sobre las informaciones de medios extranjeros que lo vinculan con lo ocurrido en Beirut.
Pese a ello, según medios israelíes, un portavoz militar dijo que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se encuentran en estado de alerta máxima.
«Las FDI se encuentran en un nivel muy alto de preparación, en todos los ámbitos, en defensa y ofensiva. Estamos en un alto estado de preparación para cualquier escenario», dijo Daniel Hagari.
«Lo más importante que podemos decir esta noche es que estamos centrados y seguiremos centrados en luchar contra Hamás», añadió.
Por su parte, el primer ministro libanés, Najib Mikati, calificó la explosión como «un crimen» que «tiene como objetivo arrastrar al Líbano a una nueva fase de confrontación con Israel».
Escalada de los combates
Este incidente se produce tras una escalada de los combates entre las fuerzas israelíes y Hezbolá en la frontera de Israel y Líbano desde el 7 de octubre.
Ese día Hamás lanzó un ataque en territorio israelí en el que murieron 1.200 personas y que llevó a Israel a iniciar una operación militar a gran escala en la Franja de Gaza en la que han muerto más de 20.000 personas.
A fines del mes pasado, el ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, dijo que las fuerzas israelíes actuarían para expulsar a Hezbolá de la frontera si sus ataques continuaban.
Hezbolá es considerada una organización terrorista por los países occidentales, Israel, las naciones del Golfo Árabe y la Liga Árabe.
Financiada por Irán, es una de las fuerzas militares no estatales más fuertemente armadas del mundo.
Este martes, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Nasser Kanaani, afirmó que la explosión en Beirut «sin duda encenderá otra oleada en las venas de la resistencia y la motivación para luchar», según informaron los medios estatales.
Kanaani añadió que esto también alentará a la resistencia a luchar contra Israel, no sólo en los territorios palestinos sino también en la región y «entre todos los buscadores de libertad en todo el mundo».