Por Henry Amorocho Moreno.

Desde hace 30 años de manera continua, he venido incluyendo dentro del tratamiento de los distintos temas que abarcan mi campo de orientación académica a diferentes generaciones de abogados, administradores públicos, economistas, administradores de empresas, contadores, e ingenieros, entre otros a los que he tenido la oportunidad de impartirle cátedra; en los campos de la ciencia de la Hacienda Pública, el Derecho público económico, la tributación nacional y territorial, la planeación, la presupuestación, la coyuntura política y económica en el ámbito global y local, el derecho contractual, y la economía del desarrollo regional y urbano; la infaltable temática, del afianzamiento de los principios y valores del liderazgo, bajo la sombrilla de la ética y la moral; en las distintas actuaciones de la vida, pero particularmente en el desempeño integral de las actividades profesionales en lo público y privado.

En mis últimas clases de Hacienda pública en la universidad del Rosario y de normatividad de las finanzas públicas, en posgrados de la ESAP, he insistido que Colombia tiene 2 obstáculos principales para ingresar a la OCDE; y el principal de ellos, es el TOP alto de clasificación que tenemos entre los países más corruptos del mundo, como lo dejan ver los distintos estudios de transparencia internacional. Igualmente, he manifestado que sin lugar a dudas, por la evidencia empírica que hay entre los países que practican y aplican principios y valores eternos, en sus actuaciones públicas y privadas, se visualiza el testimonio de su gran potencial de desarrollo económico, social y humano; lo que nos lleva a reflexionar y a concluir parcialmente, que un país con ética perdura; y crece, no solo en lo económico, sino también en lo social y en lo humano.

Por otra parte, un país que transita y aplica valores inversos, V.gr Haití, Venezuela, y Colombia entre otros; lo que reflejan en su evidencia empírica es rezago en lo económico, lo social y lo humano; lo cual me conduce a concluir sin equívocos que un país, o una empresa sin ética no crece, ni perdura.

Así las cosas, urgen ajustes en la educación y enseñanza no solo del Derecho, sino de todas las ciencias; por lo que es pertinente afianzar la estructura ética de amplios sectores de nuestra sociedad, que se permearon de antivalores, hace cerca de medio siglo; y por tanto se requiere un cambio estructural desde la formación integral del ser humano y la sociedad; para transitar caminos de buenas prácticas, que conduzcan al país nacional, por senderos de progreso económico, social y humano.

Ahora bien, es preciso señalar que los valores se enseñan en casa; y se consolidan, corrigen, o afianzan, en la educación primaria secundaria y universitaria. Por ello, son bienvenidos todos los esfuerzos que se hagan por reinventar la cultura ciudadana, la cultura de la legalidad, la ética y los valores; porque se requiere solidificar fibra ética, moral y de valores, para confrontar al hipócrita corazón, que en sus decisiones corruptas, le viene haciendo tanto daño a nuestra nación Colombiana.

Solo así podemos crecer integralmente, y frenar el grave daño que a la economía y a la sociedad le viene haciendo la corrupción, y que le hace perder 5% del PIB, cuando solo en 2017, creceremos al 1.6%.

Como colofón, quiero agregar que con estos indicadores de corrupción, nos debemos despedir del noble propósito de ser miembros de los países de la OCDE; entonces de nosotros mismos y de un sano corazón depende la sólida pavimentación de caminos de prosperidad.

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