Este martes los norteamericanos y en particular la comunidad hispana respira “un nuevo aire”, luego del resultado de las elecciones primarias en el estado de Iowa, donde el senador Ted Cruz triunfó en el caucus del Partido Republicano, superando a Donald Trump –algo impensado semanas atrás-, al tiempo que por el lado del Partido Demócrata, la competencia fue reñida entre la ex secretaria de Estado Hillary Clinton –quién logró vencer con mínimo margen- al senador por Vermont Bernie Sanders.

De entrada, la lectura de esta primera cita por la carrera a la nominación presidencial en cada partido (Demócrata y Republicano) y la carrera por la Casa Blanca –dice George Castro –líder de la comunidad hispana en New Jersey- es que “todo puede pasar, que la comunidad latina en los estados Unidos será definitiva, que Donald Trump no es invencible y que el empate virtual de Sanders con Clinton, demuestra que las primarias en cada estado estará “para alquilar balcón”.

Las primarias también dejaron claros perdedores. Al menos dos precandidatos se retiran de la campaña. En el lado demócrata Martin O  Malley –ex gobernador de Maryland y entre los republicanos Mike Huckabee, anunció su retiro de la contienda presidencial.

También dejó evidencia que el sucesor de Barack Obama –el nuevo inquilino de la Casa Blanca en enero de 2017- no será escogido por los medios estadounidenses, no será escogido por Washington, en el inicio de un calendario de elecciones primarias donde Iowa tiene un inusual sistema de elección llamados caucus, que supone que la gente se reúne en casas, escuelas y otros lugares, con el propósito de discutir y votar por sus candidatos.

En palabras de George Castro – de origen demócrata- no solo en los Estados Unidos sino en el mundo, estuvo pendiente del resultado de las elecciones primarias, gracias a la controversial y ruidosa campaña de Donald Trump en la carrera por la nominación presidencial del Partido Republicano, al tiempo que un precandidato –de esa colectividad – menos conocido en la opinión pública- como Ted Cruz hizo un esfuerzo gradual y metódico con el mismo objetivo. “Se concentró en ganarse el electorado, el de los cristianos evangélicos. Con ´paciencia se abre paso como el candidato de mayor aceptación en su colectividad”.

El calendario electoral de las elecciones primarias en los Estados Unidos es “agotador”. Desde el pasado 1 de febrero deben pasar 6 meses para que los 50 estados de la unión decidan –cada uno por su lado- a quién prefieren como candidato en las elecciones generales de noviembre de 2016.

Bajo ese escenario, que la primera votación en el pequeño y poco poblado estado de Iowa en el caso de Ted Cruz, tiene una ventaja sobre los demás. Se beneficiará de una avalancha de publicidad gratuita por cuenta de la cobertura de los medios de comunicación. Es una costumbre –en el terreno político- que los donantes en reaccionen enviando dinero al candidato que primero sobresale en el pelotón de aspirantes.

Lo primero que sorprende –argumenta George Castro- es que un hijo de padre cubano gane en uno de los estados menos étnicamente diversos del Estados Unidos. “Los votantes sabían que Cruz fue criado como un cristiano”. Fue un factor determinante de identificación. Lo vieron como uno de ellos.

Quedó demostrado además, -con el resultado de las elecciones primarias- que los cristianos  más conservadores, los principios compartidos de fe son los más importantes que otras consideraciones de raza, clase social o tenacidad.

No sorprende entonces que cruz sea popular entre ese grupo y que se hubiese ganado su credibilidad a través de su padre y a través de sus propias expresiones de fe.

Cruz lleva años presentándose como insurgente dentro del Partido Republicano, rechazando a los más moderados del “establecimiento” de su colectividad. Fue  quién lideró el llamado Tea Party. Encabezó un esfuerzo “quijotesco” para derrotar la reforma a la salud –bandera del gobierno del presidente Barack Obama-. Ha hablado con fuerza contra la intervención del estado en la economía. Por ejemplo, propuso abolir la agencia recaudadora de impuestos federales.

Este resultado –indica George Castro- podrí darle a Cruz no solo un nuevo “oxígeno al interior de su partido- sino extender su popularidad y apoyo a otros segmentos de la la sociedad norteamericana, incluida lo hispanos.

Queda claro entonces. Que así como los latinos son una fuerza creciente en Iowa – a pesar de ser un pequeño porcentaje del electorado- pueden marcar una tendencia a futuro.. “Los hispanos pueden son y serán la diferencia entre la victoria y la derrota, tanto en el Partido Demócrata como el Partido Republicano”.

Así las cosas, quién quiera ganar la nominación presidencial de cada uno de los partidos en los Estados Unidos, deben pasar las calles de los barrios de cada estado. Así quedó demostrado en el resultado del Partido Demócrata. Ahora el reto, es sacar a los simpatizantes al puerta a puerta. Las primarias, comenzaron con su juego de largo plazo, donde para llegar al final el candidato tiene que tener recursos, un buen plan, discurso y también herramientas de orden electoral. La carrera por la Casa Blanca comenzó a escribirse.

Por Carlos Villota Santacruz

Internacionalista, Comunicador Social y periodista, experto en marketing político y marketing de ciudad

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