Por Lola Portela

No se sabe si hay estrategia en el Palacio de Nariño, o cada uno maneja las comunicaciones como se le da la gana. Tal parece que hay consultores y asesores, pero son “convidados de piedra”, pues así lo demuestran los hechos. Y, sin duda, eso conllevó a la reciente “metida de pata” en materia de opinión pública; desde la Casa Presidencial.

Los expertos se preguntan cómo es posible que un asunto del ámbito doméstico de la jefe de gabinete del presidente Gustavo Petro sea una “bola de nieve” que amenaza transformarse en un alud presidencial de consecuencias impredecibles.

Gobernar es un tema de razón e implica menos pasión.

Y, en ese contexto, toda comunicación, así sea un simple twitter, influye en la buena o mala imagen del político de turno. La redacción es parte de la comunicación y le corresponde a ese grupo concreto en la estructura de un gobierno.

Una frase mal dicha, con doble intención, mal escrita, la simple falta de una tilde, una coma mal puesta puede ser motivo hasta de una guerra interna o externa. Y lo demuestra la historia, tanto de la primera, como en la segunda guerra mundial, pero no entraremos en detalle- Sin embargo, no olvidemos que de allí se aprendió a aplicar la estrategia en las comunicaciones.

El mandatario colombiano arma unas tremendas peleas, a través de sus redes, y sus posiciones muchas veces no son contundentes, pues hasta termina por eliminar algún mensaje. Se evidencian los errores propios internos del equipo mismo de Gobierno. Y toda esta tormenta de telenovela amerita una autoevaluación, para que, con firmeza, prioricen la agenda del país.

Toda crisis, toda debilidad, debe ser vista como una oportunidad de mejorar. La humildad debe ser una cualidad de quienes le sirven a un municipio, a un departamento o una nación. En otro artículo destacamos las bondades de un verdadero líder y precisamente esta virtud es la única que se destaca como fortaleza en los grandes líderes que dejan huella imitable. Por el contrario, la altivez y la arrogancia marcan un derrotero, una línea en verdugos que ha dejado la historia del mundo.

La debacle que vive el gobierno actual en Colombia debe llevar a sus asesores e involucrados a que hagan un pare, en medio de esa agotadora carrera para: corregir, enrutar y buscar mejoras. El enemigo de esa mala imagen es permanente y esta internamente, son los mismos funcionarios del Gobierno, que cometen errores, tras errores, pero no lo reconocen. No es el ciudadano cansado de sus formas individuales de ser y de reformas que perjudican al pueblo en general, no son los gobernadores, los alcaldes, los veteranos que les preocupa la libertad y el orden regional, no es la oposición, que entre ellos también se pelean, por el poder que desean. Los une a todos la inconformidad que expresan.

La humildad implica reconocer que no se conocen todas las estrategias. El entrenamiento es fundamental como equipo, el dejarse asesorar es fundamental. Las comunicaciones no son un juego. Jamás se improvisan, de su buen manejo depende el éxito o el fracaso de cualquier proyecto.

Priorizar agendas, y cortar de raíz el escándalo y su inmediatez. Son decisiones radicales para girar el foco del escándalo. Y parar la sacada de trapos al sol, de dos funcionarios del gobierno Petro, que son sólo eso, en la estructura de toda una nación.

El daño ya está hecho, y lo tienen que asumir, ellos, no el pueblo. Esta experiencia debe servir para reflexionar la manera de comunicarse. Al gobierno de Petro le quedan tres años y no puede ser un gobierno de peleas, sino de acciones que favorezcan al país.

Trinar no es malo, es parte del periodismo, de la comunicación que está cambiando y los voceros lo pueden hacer. La experiencia Bukele nos evidencia el éxito, por eso muchos otros lo están haciendo. Es una red que tiene su nicho, y llega de forma directa, pero el asunto está en el cómo, y eso conlleva a reacciones diferentes.

La agenda de muchos líderes está siendo manejada incluso a través de las redes. Y se complementa, a veces, mediate un comunicado, con una rueda de prensa o una alocución si el tema lo amerita, pero nada se puede dejar al azar, nada debe girar sin un motor o sin dirección, es fundamental la hilaridad en todo, y en quienes conforman el equipo.

Si se analizara o comparara el resultado de la oficina de prensa del Gobierno de Colombia, con la de El Salvador, se debe decir que en Colombia no se ve la estrategia, pues se cometen errores de interpretación, redacción, mala comunicación etc. Mientras en la del país de Bukele todo es pensado, para tocar, para llegar al pueblo, pues es parte de involucrarlos sanamente; desde la unión en la transformación y desarrollo de todo ese país.

El comunicado del Presidente de Colombia, defendiendo a Laura Sarabia, demostró que no tenían todos los hechos legales muy claros, y solo trató de justificar un procedimiento interno, pero si volvió y juzgó a una ciudadana del pueblo (error), sin que la justicia misma aún lo hiciera. Además de expresar, en redes, que había sido un día de mentiras (del periodismo). Y allí estuvo el otro gran error. Y es que quienes ocupan la Casa de Nariño actualmente, deben comprender que se llega allí para gobernar a un país entero, no para defender acciones individuales de los funcionarios de turno. La prensa libre siempre criticará, investigará, sin importar el color del partido político. Blindarse, actuando de cara a la verdad siempre, es la bandera blanca. Equivocarse y aceptarlo es humano.

Un presidente es elegido para gobernar, conciliar, y debe procurar tener una buena relación con su pueblo, no sólo con aquellos que lo eligieron, debe ser capaz de mirar de frente a los medios de comunicación, dar la cara siempre, por enorme que sea el lío, pero todos deben ser de carácter nacional. Dejar que los organismos de control hagan su labor, que la justicia actúe, con quienes tienen “rabo de paja”, pero el gobierno de Colombia pelea con todos.

Y es que el Marketing de Gobierno es diferente a la estrategia electoral, y en eso se equivocan ahora mismo en Colombia. Por eso, el país siente que aún el Pacto Histórico está en campaña y no en acción; posicionando la marca en el corazón de la gente. Sin los desmadres individuales de quienes no se comportan a la altura de sus cargos (vicepresidenta, ministros, senadores, congresistas, Jefe de Oficina y hasta Embajadores)

La Opinión Publica hoy raja al Presidente de Colombia; muestra que la imagen de Gustavo Petro ha caído, y sólo un 30% ve favorable su gestión. Mientras el 60% de los jóvenes creen que es un mal gobernante.

Desempeñarse en un cargo público de influencia, implica saber retirarse cuando se puede perjudicar a un partido, a un jefe de Estado o al país entero.

Un verdadero líder asume sus errores, pero desde la verdad: puntual, concreta, COMPLETA, no a medias. Sin importar dónde les llegará el agua, pues lo que está en juego es la reputación, la credibilidad y la confianza de todo un proyecto. Eso es coherencia con la vida misma. La mentira y la incoherencia esta lejos de todo gran líder.

Todas las personas que han pasado por mi vida, como asesora, especialmente en lo político, saben que los secretos no le están permitidos porque esos se descubren siempre. Por eso se firma; con multas muy altas, la confidencialidad, pero el Asesor debe saberlo todo. Y, así, con integridad se defiende la privacidad de quien se asesora.

Una crisis es como una tormenta que no se pude detener y destruye todo a su paso, si se miente. Un Asesor de Comunicación Política o empresarial, para lograr una buena estrategia, debe conocer todo lo feo, oculto y esos trapitos sucios que pueden descubrirse. Por eso, con tranquilidad, debo confesar que he tenido que rechazar y renunciar a aceptar muchos trabajos, pues cargar con bultos y culpas ajenas, no es lo mío.

Mentir, engañar, parecer sin ser, no está en mi agenda personal. Y, desde que comencé esta labor decidí que nunca mostraré como bueno lo malo, de ningún líder, de ningún producto comercial. Y es que la estrategia es el plan maestro, es la partitura de esa obra coral y polifónica. Por eso, una buena estrategia es la clave de toda consultoría política exitosa. Y ante la disonancia, lo mejor es decir apague y vámonos.

El caso de Laura Sarabia, la exniñera Meza y la entrada de escena, con las declaraciones, de Armando Benedetti, es digno de un análisis profundo, por parte de expertos y de estudiantes de la Comunicación Estratégica; del Marketing Político. Como una muestra palpable de lo que no es correcto. Repito, estos funcionarios deberían reconocer el error y hacerse a un lado, como les corresponde, si en algo valoran al país.

La Comunicación en Crisis en la que está involucrada hasta la gestión de Casa de Nariño les implica el saber escuchar, dejarse orientar, pues este par de funcionarios de gobierno parece que no escuchan o no cuentan con un equipo asesor estratega. Tal vez, su personalidad no da para entender que están de paso y que la nación entera es la prioridad, por encima de sus líos y sus peleas personales que las volvieron tema de Estado. A no ser que ese dinero, que desapareció, tenga una historia que no se conoce todavía.

“La culebra se mata por la cabeza”, se para el ruido. Gustavo Petro lo hizo cuando el escándalo de los dólares de su hijo Nicolás y hasta pidió que la justicia investigara, aunque luego se justificó diciendo que él no crio a su hijo. Y es que tampoco se puede ignorar que Gustavo Petro siempre ha dado muestras de no importarle la institucionalidad, incluso parece que le causa alergia ceñirse a la norma, a la ley. Y, por eso, no creo que se ponga del lado de la justicia, de los entes de control, con quienes también está de pelea.

La estrategia política de un mandatario, de una entidad, siempre debe estar por escrito, es la carta de navegación para acudir a ella, serenarnos, reflexionar y tomar las mejores decisiones, pero escuchando los pro y contra de una situación imprevista.

Sin duda, la constante del éxito en una nación o proyecto político es siempre la misma: cooperación masiva flexible. Eso es lo que permite la estrategia política: que un sector de la sociedad trabaje colectivamente a gran escala y con flexibilidad para lograr un objetivo político.

Al final de la jornada, cuando uno examina los resultados de cualquier país, región o ciudad del mundo, encuentra el mismo secreto. Ese pequeño gran secreto es que el ganador se diferencia de los demás en que fue mucho más efectivo a la hora de organizar a su gente para una enorme y prolongada tarea de cooperación colectiva flexible.

Siempre le he dicho a mis clientes: cuando entremos en las aguas embravecidas de una tormenta, escucharemos los cantos de sirena. Ese es el anuncio de las voces que buscan apartarnos del rumbo seguro. Esas voces encantadoras que buscarán torcer nuestro buque hacia las rocas del fracaso.
Y cuando llegue ese momento tendremos que actuar como Ulises:
Atarse al mástil del barco.
Atarte a la estrategia.
Y en ese momento de caos, más vale que tener esa estrategia por escrito y en el corazón.
Solo así la odisea terminará y se lograrán los objetivos políticos.

Eso es, justamente es lo que se aplica en El Salvador; allí se tiene una gran obra colectiva, a favor de un pueblo entero, como tiene que ser.