A la hora de los balances y el reto que impone la llegada del 2017 para el mundo y en particular para América Latina, es que la ausencia de liderazgo y la carencia  de escuchar a los ciudadanos, en el ejercicio de gobernar se paga en las urnas. Así se traduce, tras la caída del Gobierno de Dilma Rousseff en Brasil y la ausencia de gobernabilidad del “chavismo” en Venezuela, que comienza a tener un punto de no retorno, con el rechazo e la comunidad internacional.

Dos hechos de orden político, que van más allá de las fronteras de los dos países, que de una u otra manera impactarán en un continente, que tiene por resolver la inequidad social, la violencia, la pobreza y la informalidad en el empleo, en particular en una nueva generación que reclama espacios para su ejercicio individual y colectivo, a partir de una sociedad del conocimiento, donde las redes sociales a parte de suministrar información cada segundo, son una fuente de veeduría para los actores que sustentan el poder.

En otras palabras, quién no logre interpretar este escenario –cambiante a velocidad de un Fórmula Uno- no sólo tendrá problemas de orden interno sino también externo. Todo gracias a que la comunidad internacional, está vigilante del  juego de ajedrez” que significa hoy ser Jefe de Estado, que a la luz de la geopolítica, debe contar con rendición de cuentas, comunicar con asertividad y salvaguardar la historia, el patrimonio y la naturaleza de cada uno de los países, tendiendo puentes con todas y cada una de las generaciones que le habitan.

El 2017 será un año cambios. De cambios drásticos. De entrada, tomará el poder en la Casa Blanca Donald Trump, como presidente de los Estados Unidos. Un escenario donde el planeta está expectante por su discurso, que necesariamente tendrá que  sintonizarse con una ciudadanía mejor informada, más formada políticamente –incluso los abstencionistas- que ya no tragan entero.

En el caso de Colombia, la esperanza que el  el Acuerdo Final de La Habana entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC, tras más de 3 años de negociaciones,  tendrá una nueva etapa. Esta vez, en su implementación en las regiones, donde ya existen simpatizantes a favor y encontra Uno de ellos, el partido del Centro Democrático, liderado por el ex mandatario – hoy senador- Alvaro Uribe Vélez.

Como se observa. La radiografía de América Latina no estará lejos de la controversia, tampoco de los medios de comunicación y mucho menos, de quienes en su condición de ciudadanos, aspiran a cargos públicos a través del voto popular. Caso particular será Venezuela, donde cualquier cosa puede pasar.

Por Carlos Villota Santacruz

Internacionalista, Comunicador Social, experto en marketing político y marketing de ciudad

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