Una de las reflexiones Papales, que ha llamado la atención económica del país nacional, por su gran aplicación al caso Colombiano; es la relacionada con el hecho que, si usted siente apego por el dinero, por las mansiones suntuosas, los autos de lujo, y los vestidos refinados entre otros; entonces no incursione en la Política, porqué se puede hacer mucho daño a usted mismo, y a su prójimo.

De igual manera, el precedente consejo es diametralmente aplicable a la maltrecha, desprestigiada, compleja y corrupta, realidad política nacional; ya que urge un pare a tanto desmadre y descaro, que están mermando las alicaídas finanzas públicas nacionales y territoriales.

Por otra parte, que importante y aleccionante sería, que los precandidatos tuvieran en cuenta esta reflexión, para seguir o no en su aspiración; porque lo que viene caracterizando las propuestas de los mismos, es la demagogia, al menos en el frente económico y particularmente en el fiscal.

En relación con lo anterior, bueno es llamar la atención, de algunos perfiles de la crísis económica y fiscal; puesto que algunos de ellos, adquieren matices comparables, con algunos de los abismales indicadores de la gran depresión de los años 30, vgr: baja de las exportaciones de $60.000 a $31.000 millones de dólares entre 2012 y 2016; lo cual representa un descenso de 48%, naturalmente comparable con la reducción del 49.8% entre 1928 y 1932. Asímismo, lo anterior ha ocasionado caída de los ingresos petroleros en 3 puntos del PIB; y el déficit fiscal ha pasado de 3.6% a 4% del PIB entre 2016 y 2017.

De lo anterior se colige, que después de la Reforma Tributaria Estructural de 2016, hoy tenemos un déficit fiscal superior al que se quería dar solución.

Así las cosas, urge tomar medidas fiscales eficaces, como la formulación y aplicación de una reforma tributaria estructural, no sobre la base de incremento de tarifas impositivas, sino bajo la égida de un agresivo estatuto anti evasión; con una inversión cercana al 0.55% del PIB, en los próximos 5 años, destinados a inspección, vigilancia, control, y formalización fiscal.

Finalmente, es pertinente hacer un llamado al gobierno Nacional, para que abandone el mundo de ilusiones, y pase a la urgente acción que requiere la famélica realidad nacional, sazonada de enfermedad holandesa y desaceleración; y que terminará creciendo al 1.6% y no en el encantador y engañoso canto de sirena del 2.5% que promulga sin objetividad el Minhacienda.

HENRY AMOROCHO MORENO.