Por Carlos Villota Santacruz

La falta de acceso a los datos oficiales dificulta la evaluación de toda la magnitud de la crisis social y económica de  Venezuela, a pocas horas que se abran las urnas este domingo 20 de mayo, donde todo parece apuntar a una reelección de Nicolás maduro, bajo una alta impopularidad.

Se estima que el Producto Interno Bruto se contrajo por encima del 12 por ciento del 2016 al 2018, lo cual implica una contracción acumulada del producto de más del 22 por ciento desde 2013.

Adicionalmente, el consumo privado se contrajo a un ritmo acelerado por segundo año consecutivo, socavado por la disminución de los ingresos reales, la escasez generalizada de bienes de necesidad básica y los costos de transacción cada vez más elevados. Los niveles de confianza deprimidos y la alta incertidumbre, junto con la falta de disponibilidad de bienes de capital, han llevado a una fuerte caída de la inversión. La drástica reducción de la demanda interna ha estado acompañada por el colapso de las importaciones.

Se estima que el sector agrícola ha disminuido casi un 6 por ciento, agravando aún más la escasez de alimentos causada por la excesiva dependencia de las importaciones de productos básicos adquiridas por el Estado y las agudas restricciones al acceso a divisas para que el sector privado pueda importar alimentos y productos básicos. Los servicios también se contrajeron fuertemente, con las mayores contracciones en el comercio minorista, transporte y almacenamiento, y servicios financieros y de seguros.

La caída significativa de las exportaciones de petróleo condujo a un aumento del déficit de la balanza por cuenta corriente hasta cerca del 9 por ciento del PIB en 2016. Esto ocurrió pese a una compresión masiva de las importaciones de mercancías del 52 por ciento a USD17.800 millones, el nivel más bajo en más de 12 años.

La inflación ha continuado acelerándose a lo largo del año, llegando a más 6.147 por ciento, mientras que la moneda ha continuado depreciándose fuertemente en el mercado negro. Desde febrero de 2015, las reservas internacionales se han reducido a más de la mitad, a US $ 10.300mn a principios de marzo, con reservas de oro estimadas en US $ 7.400mn, dejando una pequeña porción de divisas líquidas.

Venezuela tiene grandes retos en el segundo semestre de 2018 El más apremiante es contener los pronunciados desbalances macroeconómicos que han  reinvertido los logros sociales alcanzados.

De manera complementaria, Venezuela requiere restablecer la confianza del sector privado, mejorando el clima para las inversiones con miras a fortalecer sus perspectivas de crecimiento a largo plazo y diversificar sus exportaciones, a fin de reducir su extremada vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios del petróleo. Si Nicolás maduro quiere edificar gobernabilidad –que no la tiene-  el ajuste económico y social del país, debe estar acompañado por una política activa y bien diseñada para proteger a la población en situación de pobreza.