Por Henry Amorocho Moreno
Entre los años 2014-2017, los administradores del estado central Colombiano, han tomado una serie de decisiones en lo económico, que hoy reportan a un 83% de los Colombianos , en frontal desacuerdo con la dirección y manejo, que tanto el Presidente, como su Ministro de Hacienda, vienen haciendo de la Economía Colombiana. Dentro de las cifras recientes que sustentan el agudo proceso de deterioro de los indicadores de la Economía y la profundización de la desaceleración; tenemos la duplicación del indicador Deuda/PIB entre 2014 y 2016; Igualmente, se aumentó la meta del déficit fiscal/17, de 3.3% al 3.6%; también se modificó la regla fiscal, en el componente de la meta de crecimiento económico; al pasar de un estimativo del 2.5% al 2% de crecimiento del PIB.
Todo lo anterior, unido a la rampante corrupción; a un proceso de paz que es rechazado en su implementación por el 74% de los Compatriotas; contribuyeron a mermar la credibilidad del Presidente; hasta llegar al lánguido 18% de aceptación a la gestión del presidente Santos.
Por otra parte, bueno es registrar que la inflación se está disminuyendo, no por la disminución de la TI del BR al 7%, sino porque las condiciones climáticas, y el invierno favorecieron la producción agrícola. Así mismo, y pese a lo anterior, se hizo manifiesta la desaceleración de la economía, con un volumen de pedidos deteriorado y un aumento de inventarios, en la encuesta manufacturera del DANE.
Finalmente, reitero que la administración central del estado, requiere sangre nueva y con experiencia e integridad; para dar una dinámica distinta a la administración de lo público; que en los últimos años se caracteriza por fuerzas inerciales, que impulsan la desaceleración económica, el desempleo y la profundización de la pobreza; dentro de un escenario asistencialista, que rezaga la consolidación del desarrollo y del emprendimiento micro empresarial; que el país requiere implementar estratégica y prioritariamente.