Por: Álvaro Ramírez González
La primera víctima de un Gobierno malo y equivocado en sus decisiones, es el clima de los negocios.
La desarticulación premeditada de las FFAA, y la salida de los 70 oficiales de más alto rango, fue un espaldarazo velado pero evidente a las FARC, al ELN, a la Primera Línea y en general a toda la delincuencia y el terrorismo organizado, con el también claro propósito de que sean los aliados y el soporte del gobierno Petro.
De manera casi inmediata se dispararon en Colombia, el secuestro, la extorsión, los atracos, la invasión de tierras y todo ese portafolio de actividades que financian la delincuencia y los empresarios han sido las primeras víctimas de todo este despliegue delictivo.
El ataque de Gustavo Petro al petróleo, al carbón y al gas ha sido tan funesto que ya es culpable de la caída de muchos billones en los ingresos de la Nación y del gran desequilibrio en el presupuesto nacional, pero los ataques del primer mandatario no paran allí
Ha atacado a los cañeros, a los palmicultores, y a los ganaderos, acusándolos de terratenientes, en un errado enfoque porque la gran mayoría de todos estos actores económicos y están en un promedio no superior a las 10 hectáreas.
También ha atacado a las grandes superficies, a los grandes constructores, a las empresas farmacéuticas, a los concesionarios de las vías 4G y tampoco han escapado a sus ataques el GEA y los grupos económicos, además de la Banca, que trató de reemplazar por una pública que naturalmente jamás arrancó.
Su despiadado ataque a la Salud y a las EPS, está causando unos estragos económicos descomunales, si vamos sumando el costo de todos estos ataques, la caída de los negocios es evidente e imparable.
Y el desempleo empezará a crecer hasta niveles críticos, pero Gustavo Petro no soporta que haya empresarios exitosos y ricos. Para él, son una plaga, de explotadores y no unos motores de riqueza y bienestar como se deben mirar.
La economía anda pues de caída y eso en el régimen Petro, no tiene solución, hasta despidió a sus amigos ministros y jefes de Planeación, por advertirle sobre el errado camino por el que quiere llevar al país.
En medio de esta torre de Babel , sumada a las altas tasas de interés, y a la desconfianza de los Bancos, miles de empresarios empiezan a estar en serios apuros. Negocios que se han ido deteriorando progresivamente en ventas, cartera, logística y en pagos.
El clima de los negocios se ha ido enturbiando y los empresarios se han ido cocinando lentamente tratando de aguantar, como esa rana que meten en una olla con agua a fuego medio, que nunca se dio cuenta, ¿a qué hora se cocinó?
Esa la razón por la cual viene ya una cosecha de procesos de reestructuración, que es una figura legal, que le ofrece a los empresarios deudores, la posibilidad de negociar con sus acreedores, una distinta y más cómoda forma de pago de sus deudas.
Y de paso, una vez aceptados en este proceso, blinda al deudor de todo tipo de acciones legales y embargos de sus acreedores. Está avalancha de procesos de crisis económica, afectan a bancos, a acreedores, proveedores, clientes y empleados.
Toda la cadena productiva se afecta perdiendo dinero y muchas de estas empresas no superan los términos acordados con los acreedores y van necesariamente a liquidación y quiebra, unas empresas que van a la quiebra, arrastran a otras muchas menos potentes que no aguantan la nueva situación.
Es esto una avalancha de quiebras generalizada que empezó a golpear muy duro a Colombia a la fecha hay en trámite 600 procesos nuevos de reestructuración, 2.780 ya en ejecución, 1.093 en liquidación y quiebra y en total son 4.443. Una verdadera pandemia económica, consecuencia de los malos manejos y las malas intenciones del gobierno.
Las preguntas obligadas son :
¿Será esto parte del libreto del Foro de São Paulo, para debilitar y arrasar con el sector empresarial colombiano, como hicieron Chávez y Maduro en Venezuela?
¿Será más fácil dominar un país empobrecido que un país progresista?
Temas de reflexión y de preocupación.