Epígrafe

“Cuando la justicia no conduce al establecimiento de la pena, cuando los subterfugios curialescos impiden la conclusión de los procesos o cuando, simplemente no existe un sistema investigativo confiable y por lo tanto se produce el fenómeno desmoralizante de la falta de pruebas, la opinión publica deja de creer en los jueces y en las leyes”.

VEINTE años después del asesinato del líder conservador Álvaro Gómez, me pregunto… ¿qué buscaban los que pagaron su asesinato? ¿Qué pretendían obtener? ¿Cómo lo fraguaron y lo escogieron para crear un caos institucional? ¿Cómo han logrado enredar y postergar la investigación para tenerla como hoy: en ceros?

Internándome en la historia del Partido Conservador considero que es el líder, el caudillo más subyugante para estudiarlo, porque fue original, exquisito, pulcro y leal con la expresión y manifestación de sus ideas. Una pluma brillante, un artista integral, gran dibujante,nos dejó como enseñanza el reconocimiento al caballo como compañero de las conquistas y de la vida del hombre. Nos dejó además un gran legado de ideas políticas, conceptos jurídicos y sociales y de concepciones del Estado y de todo lo relacionado con la vida diaria del país a través de sus editoriales en el diario El Siglo.

En los pocos videos que he visto me sorprendió la concatenación de sus ideas con el movimiento de las manos, la gesticulación y el uso adecuado de las palabras en la conformación de frases y en la transmisión de sus ideales. Mientras unos labran su camino de vida con piedras, Álvaro Gómez lo labró con sabias doctrinas, opiniones y conceptos que hoy tienen plena actualidad.

Sobrevivió a una fuerte tempestad en el mar, a su secuestro, a los destierros, a los enemigos políticos, pero no a las balas asesinas. De gran capacidad intelectual, fue un periodista integral, linotipista, ilustrador, cronista, columnista, editorialista. Creó la Revista Colombiana, Síntesis Económica, el Noticiero 24 Horas. La cátedra en la Universidad Sergio Arboleda, los centros de estudios, el Congreso y la Asamblea Nacional Constituyente del 91, son fieles testigos de su talante.

Nos duele que la Fiscalía haya hecho caso omiso a la petición de su familia, del presidente del partido, David Barguill, del abogado Ciro Galvis y de cientos de colombianos, que hanpedido la declaratoria como delito de lesa humanidad para que no prescriba. La ampliación del término no es suficiente, si no hay orden de investigar a fondo. lorenarubianof@gmail.com